Ignacio RamonetPena Capital

Ignacio Ramonet

junio 2003


Daban las dos de la madrugada y llevábamos más de seis horas
conversando en su despacho personal. Una pieza austera, amplia, sin
ventanas, de techo alto, con una inmensa biblioteca al fondo y una
larga mesa de trabajo repleta de documentos y libros. Todo muy
ordenado. En un rincón, una estatuilla del Quijote a lomos de
Rocinante. Y en las paredes, tres marcos: una carta autógrafa de
Bolívar, una foto dedicada de Hemingway, y un retrato de su padre,
Don Angel, llegado de su lejana Galicia hacia 1895…

Estábamos a finales de enero, mucho antes de las recientes
ejecuciones en La Habana, y como he sido siempre adversario de la
pena capital, le pregunté: Comandante, muchos países están
suprimiendo la pena de muerte. Todos los de la Unión Europea lo han
hecho ya, ¿por qué en Cuba aún no se ha suprimido?

Sentado frente a mi, con su uniforme de siempre y sin un asomo de
cansancio a pesar del diálogo-maratón, Fidel me miró con calma y
contestó: "Es una pregunta interesante. ¿Nos cuestionábamos la pena
de muerte cuando nos hicimos revolucionarios, cuando luchábamos o
cuando triunfó la Revolución? ¿Nos la cuestionábamos en los años de
invasiones, guerra sucia, atentados? No nos la cuestionábamos. Para
nosotros lo esencial era defendernos a través de procedimientos
legales y evitar injusticias. Por encima de todo evitar lo que fuera
extralegal y extrajudicial, que evitamos y hemos evitado a toda
costa. No es que fuéramos felices al aplicar la pena de muerte. La
mirábamos como una cuestión de vida o muerte. Si los revolucionarios
no se defienden, su causa es derrotada y tienen que pagarlo con sus
vidas. Eso, para nosotros, era una idea clara. Muchos terroristas no
estaban pensando en derrotar ellos la Revolución. Vivían con la
convicción de que Estados Unidos y su fuerza militar serían los que
la derrotarían. ¿Cómo podíamos frenarlos? Los que cometían actos de
terrorismo, matando gente, asesinando maestros, sacrificando vidas
de campesinos y de soldados, con la esperanza de tener un premio,
temían sin embargo a la muerte. Por ello los delitos más graves eran
sancionados con la pena capital. Ese era entonces el pensamiento
prevaleciente. Pero se fue ganando aquella batalla, y de hecho hace
muchos años que, por actos de tipo contrarrevolucionario, ya no se
aplica la pena de muerte. Luego surgió otro tipo de delito: enviaban
a muchachos de Centroamérica a poner bombas por cinco mil dólares.
Los grandes jefes no venían, mandaban a mercenarios. Pues tampoco
ninguno de los que fueron sancionados a la pena capital fue
ejecutado."

¿A pesar de haber sido condenados a la pena de muerte?

"Han sido condenados, pero no han sido ejecutados. Esto no implica
una renuncia a la aplicación de esa pena. La ley no ha dejado de
existir, porque usted no sabe qué cosa bárbara pueden cometer contra
Cuba. Si dinamitan un avión lleno de pasajeros, nuestro pueblo no
aceptaría un perdón para sus autores. En general, la posición de la
gente sobre este tema suele ser dura, aunque no siempre un gobierno
tiene que hacer lo que la gente pide. De facto, la pena capital no
se viene utilizando en los últimos años, pero no se renuncia a ella.
Si en interés de una potencia extranjera se comienza a aplicar el
terrorismo contra Cuba, se cometen crímenes y matan niños, yo le
garantizo que sería muy difícil, en esas condiciones, que no se haga
uso de las leyes más severas. Los europeos no están bloqueados, ni
les están poniendo bombas todos los días. Pero, ¿qué hicieron cuando
tenían grupos como las Brigadas Rojas? He oído historias de lo que
ocurrió con algunos miembros de las Brigadas Rojas. También he oído
hablar de personas ejecutadas en el exterior, como es el caso, por
ejemplo, de los vascos."

¿Usted se refiere a los GAL?, porque en España no hay pena de muerte.

"No hay pena de muerte, pero ha ocurrido lo que nunca hemos hecho
nosotros, que se ejecutara extrajudicialmente a alguien. Y en Europa
han ejecutado a decenas de personas. Escríbase la historia real de
los etarras ejecutados extrajudicialmente, cuando no hay pena de
muerte. Aquí existe esa pena pero no hay ejecuciones
extrajudiciales, no hay un solo caso. Nosotros garantizamos que aquí
nunca habrá ejecución extrajudicial y nunca habrá tortura. Con
relación a los delitos comunes, estuvo aplicándose la pena capital
hasta el mes de mayo del año 2000."

¿Desde entonces no se aplica?

"No se aplicó ninguna desde entonces."

¿Desde hace tres años?

"Es una especie de moratoria. Pero quiero advertir sobre esto: no
está abolida. No hay un compromiso de moratoria definitiva. La pena
capital no se aplica pero no se ha renunciado a ella. Se lo explico
porque no quiero engañar a nadie."
Ignacio Ramonet



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