Argentina:
Washington empieza a presionar (a Kirchner)
Granma.cu
17 de mayo de 2003
Después del enorme show montado por el ex presidente Carlos Menem, parecería que Argentina pasa a una nueva etapa de su vida política.
El último acto de Menem, convertido ya en una momia pública, fue armar todo un ambiente de suspenso de dos días alrededor de si renunciaba o no a la candidatura para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.
Acostumbrado a ser centro del espectáculo, el ex gobernador de La Rioja no podía aceptar que las encuestas le señalaran una derrota aplastante, sin ningún tipo de dudas, como rechazo generalizado de los argentinos a diez años de implantación de un neoliberalismo en crisis y de la sumisión a Estados Unidos.
Luego del guión bien escenificado por el actor Menem para evitar que Néstor Kirchner, prácticamente ya presidente, fuera elegido por una enorme mayoría de votos, Argentina espera ahora por las medidas del nuevo mandatario.
Al menos por las declaraciones, Kirchner se ha mostrado partidario del MERCOSUR y de cortar las "relaciones carnales" con Estados Unidos, establecidas por Menem y continuadas por Fernando de la Rúa.
Sin embargo, el mismo día de la renuncia de Menem, John Taylor, subsecretario para Asuntos Internacionales del Departamento del Tesoro (Hacienda) dijo que "el próximo gobierno tendrá la oportunidad de realizar reformas más profundas y permanentes".
Para Taylor, aún quedaban problemas estructurales de largo plazo en Argentina que debían ser tratados, incluida la deuda pública.
El alto funcionario, evidentemente, considera poco el perjuicio causado por los años del liberalismo y recomienda medidas "más profundas y permanentes", como si estuviera lanzando contra el hambreado pueblo argentino bombas económicas semejantes a las bombas explosivas de Iraq.
Los anuncios de los niños que mueren frecuentemente de desnutrición no son asunto de Washington, en todo caso, se pueden considerar "daños colaterales" de los misiles económicos norteamericanos.
Apenas se conoce quién encabezará el nuevo Gobierno, ya Washington comienza con las presiones para imponer la línea de política económica que fracasó precisamente en Argentina, casi como una burla a los ciudadanos de una nación que viven en permanente repudio a los llamados ajustes estructurales.
Los altos funcionarios de Bush no quieren perder ninguna oportunidad para dar órdenes, aunque sea de esta forma. Los métodos de chantaje y presión brutales tendrán tiempo de usarlos si el nuevo Gobierno argentino que asumirá el 25 de mayo muestra desvíos del pensamiento único que desean implantar en el planeta.
Por supuesto, las declaraciones de Kirchner sobre su apego al MERCOSUR y el abandono de las "relaciones carnales" con Estados Unidos son dos elementos que preocupan ya en Washington, porque no desean ejemplos de disenso en el orden unipolar de la humanidad.
Pero para su desgracia, los hay, y precisamente la agresión a Iraq mostró ampliamente, con millones de manifestantes y el rechazo de muchos gobiernos, que abundan los opositores, dentro y fuera de EE.UU., y que no se dejan intimidar por el torrente de armas poderosas que Washington pone en juego contra los países débiles.