Alexis Ponce en el Encuentro Mundial de Solidaridad con la Revolución Bolivariana de Venezuela
Abril del 2003
- El dirigente ecuatoriano formula 7 desafíos latinoamericanos
post-Irak.- América Latina requiere urgentemente crear su cadena Al Jazira
propia- Hay que dotar de contenidos al ALBA para que sea una alternativa
real al ALCA- Venezuela debe liderar con Brasil la formación de un bloque militar
latinoamericano para la defensa de la soberanía continental.
Invitado por el Foro Bolivariano de las Américas, la hermana
Emancipación Argentina, el Congreso Anfictiónico y los organizadores del
Encuentro Mundial de Solidaridad con la Revolución Bolivariana, el dirigente
nacional de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos del Ecuador,
Alexis Ponce, participó en esta jornada vivida en Venezuela del 10 al 13 de
abril de 2003, y como expositor en el Taller La Revolución Bolivariana
en la geopolítica de América Latina y el Caribe, realizado el viernes
11 de abril en la Sala 1 del Parque Central de Caracas.
En el citado taller compartió mesa con Tarek Wiliam Saab, parlamentario
y defensor de DDHH de Venezuela, Vicepresidente de la Comisión de
Asuntos Exteriores de la Asamblea Nacional; Julio Muriente, dirigente
político de Puerto Rico y luchador en Vieques, y Judith Valencia, docente e
investigadora de la Universidad Central de Venezuela.
El General René Vargas Pazzos, exJefe del Ejército ecuatoriano y
miembro del Grupo de Monitoreo del Plan Colombia; la dirigente indígena del
FSM-Ecuador, Blanca Chancoso; y nuestro compañero Alexis Ponce,
actuaron como expositores en paneles, talleres y foros de este Encuentro. Más
de 40 ecuatorianos solidarios, entre sindicalistas petroleros,
judiciales, periodistas, grupos de mujeres, etc., se dieron cita en Caracas
para apoyar la Revolución Bolivariana de Venezuela.
El siguiente es el contenido íntegro de la intervención de Alexis
Ponce.
Tema general del taller:
La Revolución Bolivariana en la geopolítica de América Latina y el
CaribeViernes 11 de Abril, Sala 1 del Parque Central de Caracas.
CONFESIÓN INICIAL:
Hermanas y hermanos:
¿Qué tiene que ver el sentimiento con las hipótesis geopolíticas?; aún
más: ¿qué tiene que ver el amor con la geopolítica?, me preguntaba
insistente al momento de escribir estas cuartillas, porque se me hacía
complicado esbozar algunas tesis sobre el tema de este taller apegado a la
sola reflexión política o sujeto al análisis de escenarios globales y
regionales que, para guardar respeto al auditorio y fidelidad al
pensamiento, debían expulsar al sentimiento y dejar de lado al corazón.
Pero estas líneas, que no se dejaban escribir días enteros, y que
apenas las pude elaborar en la madrugada de este 11 de abril, no podían
referirse de manera fría al rigor temático que diera título al taller para
el que fui invitado a participar. Y es que se me revolvía la rabia y la
emoción de sólo recordar los infames hechos del 11 de abril pasado, que
tanto dolieron tanto, y que amarraron, para siempre, al corazón de
América con nuestra Venezuela Bolivariana.
Me decía esta madrugada: no debes escribir desde la emotividad sobre
un tema tan serio y complicado como la geopolítica continental y la
relación directamente proporcional que guarda con ella la revolución
venezolana. Pero recordar (y recuerdo, en latín, es volver a pasar por el
corazón), repito otra vez: Pero recordar la canallada golpista y
mediática, y la conspiración contra usted, querida Venezuela, nos hizo
trizas la pasiva serenidad que se requiere al momento de escribir de estos
temas.
No... No puedo... Por lo menos al inicio de este evento, no puedo
referir esas tesis indescifrables de geopolítica, análisis de
escenarios, y estrategias regionales y globales, cuando nos viene a la
colectiva memoria en este 11 de abril, aquel otro que tanto nos golpeó la vida
y el corazón americano, porque cuando apenas la mano quería escribir
sobre este tema, el corazón recordaba la infame mentira de la CNN en
aquella noche que ellos disfrazaron de renuncia y veíamos la torpe
alegría de las oligarquías del mundo.
Así que decidí, obviando el presunto rigor académico, dejar que el
corazón hiciera lo suyo... y esto hace: darle las gracias, Venezuela
Bolivariana, por devolvernos la esperanza desde ese 13 de abril; Gloria al
bravo pueblo que nos enseñó a soñar, a creer que aún es posible la
utopía y que no morirá jamás la voluntad bolivariana de un pueblo que hizo
trizas el golpe mediático del 11, que pulverizó los análisis
micro-estratégicos del Sr. Otto Reich, las groseras y sucesivas conspiraciones
del imperio, el optimismo de la muerte. Gracias por enseñarnos el orgullo
de la desobediencia y la estatura de la dignidad americana, Revolución
Bonita...
Confesadas la rabia y el amor, permítame, querida Venezuela, pasar a
contarle algunas ideas nacidas de su ejemplo y de su original lucha, y
otras más, creadas en el fuego de la pasión actuante, porque tiene la
razón corazonal Eduardo Galeano cuando refiere que los latinoamericanos
somos seres senti-pensantes. Si erramos en el intento, sépanos
disculpar, que nuestro Simón Rodríguez nos mandó a inventar o errar, no a
copiar, no a reproducir, porque los procesos sociales, cuando son
verdaderos, no son copia ni calca, y si algo -y mucho- nos ha enseñado
Venezuela, es precisamente la bella osadía del sueño y la originalidad de las
nuevas y vigentes utopías que empujan la vida y caminan a los pueblos.
CUATRO HIPÓTESIS DEMENTES DEL IMPERIO GLOBAL:
El pasado es el prólogo, se dice. Por eso vale la pena traer a la
memoria que los llamados halcones de Washington, que además de halcones,
en Irak nos han demostrado que pueden ser buitres y chacales a la vez,
prefiguraron, años antes, en los documentos de Santa Fe, especialmente
el documento IV, los potenciales peligros que al sistema significaba la
corriente y el pensamiento bolivarianos, en ascenso imparable desde el
levantamiento del comandante Chávez el 4 de febrero del 92, y la audaz
emergencia de la República Bolivariana de Venezuela seis años después.
Ellos, de cierta forma, estaban conscientes y tenían la razón cuando
advertían que el Bolivarianismo sería, en estos años, no solo un serio
obstáculo a sus estrategias de recolonización continental en el siglo
XXI, sino una alternativa real de los pueblos de América al
neoliberalismo y a la dictadura hegemónica del llamado Pensamiento Único.
Sin embargo, luego del 11 de septiembre, tres declaraciones más, que
nos llamaron especialmente la atención, acompañan esta atávica paranoia
política del Imperio:
Primera: La intención de los halcones del Departamento de Defensa,
filtrada por el New York Times en enero de este año, de que su denominada
Guerra Antiterrorista tenga una duración aproximada de entre 30 a 40
años más, y sea a escala planetaria.
Segunda: La tesis, nada novedosa para los pueblos de Nuestra América
por cierto, re-elaborada por Otto Reich y Jhon Negroponte, de la
cínicamente llamada Desestabilización Legítima, cuya dedicatoria, por
obvias razones consignadas en el ya citado Documento IV del Grupo de Santa
Fe, es -en esta región del mundo- para la Venezuela Bolivariana. Y
podría ser, tiempo después, me arriesgo a prevenirlo, el Brasil de Lula, los
movimientos indígenas, sociales y las izquierdas del Ecuador, o el
Uruguay del MLN y el Frente Amplio.
Tercera: La llamada doctrina Bush, copia mediocre de la hitleriana
concepción de la Guerra Preventiva, que encierra una lógica de
realineamiento forzado de tendencias en el mapa global y, por supuesto, en
América Latina.
DE CÓMO UNA DELIRANTE TESIS IMPERIAL, ME AYUDÓ A REPENSAR CAMINOS:
El 2002, a poco de cumplirse un año del condenable ataque a las Torres
Gemelas en Nueva York, pasó casi desapercibido por las Globovisión y
Univisión del continente, el contenido de una carta dirigida por un
oscuro e influyente congresista estadounidense, de decidor apellido
Hyde, al Presidente George W. Bush. Decía en esa carta, en muestra de
paranoia y oportunismo de la peor especie, que EEUU debía poner atención en
el eje diabólico Hugo Chávez-Fidel Castro-Lula da Silva, ya que
-según el Torquemada rubio- hay indicios de que preparan la fabricación
experimental de ojivas nucleares con el objetivo de lograr una alianza
atómica diabólica en la región.
Más allá de la rupestre tesis del citado halcón, y sin hacerle caso a
la delirante mentalidad que demuestran amos del mundo de esta catadura,
cuando leía la nota se me ocurrieron dos cosas:
Una: arbitraria y dolorosamente, llegué a pensar que, en efecto, la
maldición latinoamericana, signada por el abuso imperial de un siglo,
obedecía en última y fría instancia, a que América Latina no había logrado
desarrollar nunca, en unidad irresponsable (y delirante también) un
poder nuclear propio que impidiera la larga lista iraquí y palestina que
ha marcado la historia de nuestro continente: Salvador Allende, Panamá,
Granada, República Dominicana, Haití, Guatemala, Nicaragua, El
Salvador, y otros tantos nombres de la duradera guerra preventiva que hemos
padecido en nuestras tierras.
Dos: pasada la ira impotente de esta primera ocurrencia, aquella
mentirosa y soberbia carta del congresista en cuestión, me hizo reflexionar
sobre los probables escenarios de resistencia geopolítica que América
Latina debería afrontar luego de la ocupación de Irak.
Si la guerra imperial tiene un carácter permanente y una extensión
global, si los teatros de operaciones van desde el Oriente Próximo a la
China, de los Urales y el Asia Central a toda la América, por supuesto
que las operaciones y campañas específicas, en nuestro caso, se
podrían llamar: Plan Colombia, Tres Fronteras, Iniciativa Regional Andina,
Alcántara, Misiones, Cabañas 2000 y, por supuesto, uno de sus numerosos
eslabones logístico-estratégicos constituye la nada ecuatoriana Base
militar de Manta.
Si el teatro de operaciones regional de la nueva Roma y su mediocre
emperador, abarca un territorio que va desde el Río Grande a la
Patagonia, sus elementos concretos, como el Plan Colombia por ejemplo,
constituyen una amenaza tangible a la Revolución Bolivariana de Venezuela,
pero, sobre todo, a sus necesarias y bienvenidas probabilidades de
contagio regional, así como a la integración de nuestros pueblos sin el ALCA,
como también a la Amazonía y los llamados recursos del tercer milenio
que ella posee.
El premio Nóbel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, afirma con certeza que
el único país que tiene un proyecto estratégico para América Latina,
lamentablemente, es Estados Unidos, y no es, precisamente, el que
necesita nuestro continente.
Por ello, creí pertinente compartirle siete urgencias necesarias, que
muy discretamente las he dado en llamar...
7 DESAFIOS LATINOAMERICANOS POST-OCUPACION DE IRAK:
1. La irreversible necesidad (por sobrevivencia propia incluso) de
nuestros pueblos y organizaciones del continente, de apoyar de manera
sistemática y planificada, al proceso bolivariano y su experiencia concreta
hecha gobierno: la Revolución Bolivariana.
2. La emergente necesidad de que la Venezuela Bolivariana, así mismo,
se re-vea, re-piense y re-dimensione a escala continental, pues los
procesos nacionales, si no engarzan en proyectos regionales de integración
y contagio por el ejemplo, apoyos mutuos y cooperación estratégica,
corren riesgos mayores en la nueva era post-ocupación de Bagdad.
3. La inaplazable necesidad de entender y aprovechar para la causa de
la paz y la soberanía de América Latina (aún, y sobre todo, en tan
peligroso escenario global), las multitudinarias resistencias pacíficas de
los pueblos y de las múltiples capas de las sociedades civiles del
mundo, contra la brutal guerra de conquista emprendida por el eje
Washington-Londres-Madrid. En este desafío, considero importante ampliar la
esfera de alianzas del proceso bolivariano a nivel regional y nacional hacia
sectores que repugnan ética y políticamente del previsible resultado de
la Guerra Preventiva y de la destrucción de las economías nacionales
vía el ALCA. Para afrontar el desafío dejado por las ya citadas 4
hipótesis demenciales del Imperio, considero que nuestros procesos
nacionales deben abrirse a escala regional, y también en lo interno,
especialmente hacia las capas medias (o lo que queda de ellas) en América Latina
y, por supuesto, la Venezuela Bolivariana.
El imperio excluye y divide, nuestros procesos deben responder con
inclusión, generosidad y amplitud. El imperio manda con rasgos totalitarios
y dictatoriales, nuestros procesos deben responder con más democracia,
más participación y más libertades. El imperio ordena muerte y
destrucción, nuestros procesos deben responder con vida y construcción de vida.
Si resulta previsible presagiar que el Eje Washington-Londres-Madrid
responderá en gavilla al Tercer mundo y especialmente a la desobediente
América Latina, sólo la integración estratégico-operativa y la
coordinación actuante y no declarativa entre los latinoamericanos, nos permitirá
resistir y superar esta fase cavernícola que se ha impuesto en el
mundo.
4. La resistencia de los pueblos, además de continental, es -ahora
mucho más que antes- global, es decir planetaria. El sujeto histórico que
parece emerger como alternativa mundial al Imperio, a la Guerra
Preventiva y al neoliberalismo, es un sujeto global, es la humanidad. Es
preciso, pues, pensarnos en escala planetaria, ya que el conflicto, en
última instancia, es entre la especie humana y una mafia terrorista que
ha creído llegada la hora de dominar sin subterfugio ni matiz alguno.
Varios autores han señalado que ellos, los amos de la Guerra
Preventiva, no quieren que ningún súbdito en el planeta los ame, sólo quieren
que se los tema. Esa es la magnitud y el calibre del desafío que han
lanzado contra el mundo.
5. Debemos desatar un proceso serio de consultas y aportes de las
organizaciones sociales, empresariales, académicas y las universidades de
Nuestra América, para construir los ejes y constituir los contenidos de
la propuesta alternativa al ALCA, planteada por el Presidente Chávez con
la llamada ALBA. Hay que dotar de contenidos específicos al ALBA
para que sea una alternativa real al ALCA.
6. El contrapeso visible, y el enorme aporte a la paz y a la verdad que
ha significado en esta guerra de ocupación el trabajo de la cadena
árabe Al Jazira y de algunos canales de televisión europeos, que han
resistido con éxito la mentira mediática del Imperio, me llevan a plantear a
este Foro la urgencia, el reto y la obligación de constituir, entre los
gobiernos de Venezuela, Brasil, Cuba, y quizás Ecuador, así como con la
participación de todas las organizaciones sociales y gremios del
continente, una Cadena de Televisión propia, estatal y social, pública y
ciudadana, bolivariana en definitiva, de todo el continente
latinoamericano.
Requerimos con suma urgencia de una Al Jazira latinoamericana, dotada
del mejor equipamiento tecnológico, profesional, logístico y político
posible, que enfrente la dictadura unipolar mediática del Imperio y a
sus chicos de las Globovisión y Univisión de toda la región, y que nos
permita resistir y derrotar los desafíos mediáticos de su guerra cultural
en Nuestra América.
7. Le dejo, Venezuela, una última inquietud que se removía mucho en la
cabeza esta madrugada...
Creo importante hacer pública una pregunta personal fundida en la
soledad de la noche, y que nació de una constatación invisible: el
descontento multitudinario que Bush y sus halcones han sembrado en el mundo
entero y, especialmente, en América Latina. En nuestro continente, ese
descontento no es sólo civil, también cruza, con especial atención, muchos
segmentos militares que, desde las concepciones patrióticas y
nacionalistas, y desde el análisis de escenarios que les deja la realidad
mundial post-Irak, previenen días peores para los Estados-nación y para la
propia vigencia de las estructuras de los llamados Poderes
Permanentes.
Viene la pregunta: ¿sería descabellado, o no, pensar que -ante los
hechos consumados de la Pax Americana- la Venezuela Bolivariana pueda
liderar con el Brasil un llamamiento y un proceso madurado y paciente,
para la constitución de un bloque militar integrado de la región (con las
obvias descalificaciones y excepciones que ustedes estarán pensando,
por supuesto), que prevenga, bolivarianamente, la defensa nacional y
soberana de nuestra América Latina en el nuevo y riesgoso contexto marcado
por la rapiña imperial?
PIROPO FINAL:
En mi país, he escrito y dicho varias veces, sin que se me corte la voz
ni me tiemble el pulso, que en mi condición de activista de los
derechos humanos, y como simple ser humano, respeto, quiero y defiendo el
proceso bolivariano de Venezuela. Apoyo -modestamente- pero con toda la
pasión latinoamericana, a la Venezuela Bolivariana. Parafraseando un
escrito de Galeano, considero que Venezuela no es un paraíso, pero tampoco
es el infierno que la guerra mediática insiste en mentirnos, porque
considero que es un proceso original, propio, lleno de desafíos, errores
y grandes trabas, pero -sin duda- representa una esperanza para todo el
continente.
Cuando llegué por vez primera a la Caracas bolivariana, en los
terribles e intensos primeros días de diciembre de 2001, quiero contarle,
Venezuela, que me enamoró aquella hermosa designación que el pueblo en la
calle le había otorgado a su proceso... la Revolución Bonita.
... Amanece ya, Caracas... he concluido por fin estas febriles
cuartillas. Expresando mis adelantadas disculpas al público, quiero compartirle
a usted, Venezuela, el piropo y la osadía de un verso del querido poeta
brasileño Vinicius de Moraes: Que me perdonen las feas, pero la
belleza es fundamental. Usted, Venezuela, lleva en su rostro, su cuerpo y su
alma, una Revolución Bonita, tan bella como la esperanza.
¡Gracias, hermanas y hermanos! , ¡Gloria al Bravo Pueblo! , ¡El pueblo
del Ecuador está contigo!
Alexis Ponce
En representación de: APDH, PIDHDD Ecuador, Grupo de Monitoreo del Plan
Colombia, Comité Ecuatoriano de Solidaridad con Venezuela Bolivariana.