América Latina:

Desafortunados consejos

Hedelberto López Blanch

Rebelión

24 de mayo de 2004


Desde hace más de una década, América Latina ha recibido disímiles consejos provenientes de organismos financieros internacionales o de países desarrollados, encabezados por Estados Unidos, con el teórico fin de que mejore sus economías.

Las fórmulas mágicas no han dado resultados hasta el momento y lejos de resolver los problemas, la región ha caído en una crisis vertical que la ha llevado a alcanzar récord en los niveles de desempleo, pobreza, analfabetismo y miseria.

Entre las orientaciones ofrecidas se insistía en que los gobiernos del área abrieran sus mercados a las exportaciones foráneas; impulso a las privatizaciones de empresas y servicios; facilidades para que las transnacionales operaran en sus territorios y recortes a las prestaciones públicas.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) uno de los organismos que se destacó por dar esos consejos, acaba de reconocer en un reciente documento titulado "La reducción de la pobreza y el BID: evaluación de estrategias y esfuerzos" que la estrategia de combate a ese flagelo ha dado resultados "deslucidos" en América Latina y el Caribe.

El informe asegura que "la estrategia diseñada carece de un diagnóstico del problema y sus características en la zona" y reconoce que en los últimos seis años, en siete países de la región el número de pobres ha aumentado.

Según el diario estadounidense The Wall Street Journal, (WSJ) otro poderoso ente financiero, el Banco Mundial reconoció que la privatización de servicios públicos no siempre funciona y actualmente duda de aconsejar a los países en desarrollo vender las empresas estatales.

WST indicó que la antigua idea de las privatizaciones ya no parece tan obvia, especialmente cuando se refiere a energía y gestión de aguas y alcantarillados.

Los consumidores, decepcionados, asocian la privatización con altas tarifas para ellos y mayores beneficios para compañías extranjeras.

Para reforzar esta convicción el BM también presentó otro informe, éste denominado "desigualdad en América Latina y el Caribe: ruptura con la historia" donde plantea que no basta con crecer más y elevar la recaudación tributaria para acabar con la pobreza sino que hacen falta profundas reformas políticas y económicas que reduzcan las desigualdades sociales.

De todas formas, aunque en el primer documento señalado el Banco Interamericano de Desarrollo reconoce la grave situación que se vive en América Latina, por otro lado apuesta al mercado, a la mayor participación del sector privado y a la desregulación, como bases para generar empleos y reducir la pobreza.

Es decir, se aferra a sus tesis de la década pasada pese a que puntualiza que "existió un divorcio entre crecimiento y política social" porque los gobiernos dieron prioridad a la estabilidad macroeconómica y control del déficit (que como ha quedado demostrado tampoco los hubo).

Los grandes movimientos masivos contra las políticas neoliberales y por reclamos sociales que han tenido lugar en diferentes países latinoamericanos como Bolivia, Perú, Argentina y Ecuador, por citar algunos, echan por tierra las incoherentes justificaciones del BID.

Las cifras oficiales son elocuentes y ejemplifican el depauperante estado en que se encuentran las grandes masas poblacionales latinoamericanas.

El 45 % de la población, o sea 230 millones de personas, viven por debajo de la línea de pobreza, mientras el desempleo alcanza a más del 12 % de las personas económicamente activas. Organizaciones no gubernamentales insisten en que esos números son muy superiores.

Con la creciente depauperación económica y política en la región, las inversiones extranjeras han ido cayendo en los últimos años.

El declive comenzó en 1999 cuando llegaron a 108,030 millones de dólares; en el 2001 bajaron a 84,013 millones de dólares y en el 2003 solo alcanzaron 29 000 millones de dólares, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Otro de los puntos negativos es la abismal desigualdad existente en la zona, que aunque estos organismos financieros internacionales tratan de negar que el motivo fundamental ha sido la aplicación de extremas políticas neoliberales, la realidad los pone al desnudo.

En la última década ese desnivel se incrementó y en la actualidad el 10 % de la población con mayores entradas recibe el 50 % del ingreso, mientras que el 15 % más pobre dispone solo del 1,6 % del total del ingreso.

A toda esa penuria se suma que solo una cuarta parte de los trabajadores cuentan con indemnizaciones por despidos y resulta una rareza la existencia de los seguros sociales en América Latina, lo cual quiere decir que la mayoría de las familias no tienen acceso a la enseñanza y a la atención médica gratuita.

En definitiva, las fórmulas y los esmerados consejos neoliberales servidos en bandejas de plata o por medio de disímiles presiones, solo han dado en los últimos años nefastos resultados para los países de América Latina.

 

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