¡No podrán contra millones!

Pablo Kilberg

20 marzo 2003



Desde la medianoche de hoy, finalmente los misiles llevan su carga de
muerte
sobre el pueblo iraquí.

El imperialismo yanqui, bestia sanguinolienta que en nombre de la
"libertad"
emula y supera largamente los crímenes de sus maestros hitlerianos,
despliega todo su poderío bélico contra Iraq. Y sus socios menores,
pero no
menos responsables en el genocidio lo acompañan, pasando por encima de
la
clara determinación de millones, que en recientes jornadas expresaron
en
todo el mundo su rechazo a la agresión al pueblo iraquí y la
prepotencia
imperialista.

¡No debe decaer la movilización mundial contra esta nueva masacre! ¡No
debe
quedar impune un nuevo genocidio, no podemos quedarnos espantados
frente a
la pantalla de los televisores mirando las estelas de los misiles y las
bombas que matarán millones!

Los imperilistas tienen cientos de miles de soldados dispuestos a
invadir
suelo iraquí, para completar la sangrienta campaña. Para eso
movilizaron
flotas enteras, y disponen de bases militares en la zona desde donde
despegan sus bombarderos.

Somos muchos millones en todo el mundo los que nos oponemos a esta
guerra.
Es imposible y descabellado pensar que millones podamos desplazarnos
hasta
el terreno de los combates, para intentar frenar la locura asesina del
imperialismo.

Pero nada impide que estos mismos millones, en cada pueblo, en cada
ciudad
del mundo, utilicemos absolutamente todos los medios disponibles para
detener la guerra.

Porque si a partir de hoy, en todo el mundo, cada embajada, cada
consulado,
cada diplomático, cada empresa, cada gerente, cada banco, cada oficina
yanqui, se convierte en objetivo de nuestra lucha contra la guerra, el
imperialismo no podrá desplegar millones de soldados en todo el mundo
para
enfrentar el odio de los pueblos.

Y habrá que ver qué pasa entonces... si las filiales de los bancos y
empresas yanquis en muchos países no pueden operar, si sus gerentes
tienen
miedo de salir a la calle, si sus oficinas diplomáticas deben
permanecer
cerradas o ser desalojadas, si se impide que se transporten materiales
de
guerra por vía marítima o terrestre, como ya ha sucedido en diversos
puntos
del planeta.

¡Todos los métodos de lucha son válidos! Las campañas para no comprar
productos de marcas yanquis, las movilizaciones masivas frente a sedes
diplomáticas, consulares o militares; los "escraches" a funcionarios y
empresarios, las pintadas en los frentes de bancos, empresas y
restoranes de
comida-chatarra, la quema de muñecos con la cara de Bush, Aznar, Blair
y
compañia; y todo, absolutamente todo lo que surja de la iniciativa
popular.
Todo suma...

La presión popular masiva sobre los representantes locales del
imperialismo
puede ayudar a torcer el aparentemente ya definido final de esta nueva
y
sucia guerra.

¡Somos muchos millones en todo el mundo! ¡No podrán contra todos
nosotros!

Como dice una vieja canción: "...ven, vamos ahora, que esperar no es
saber,
quien sabe hace ahora y no espera acontecer..."

¡APAGÁ EL TELEVISOR Y SALÍ A LA CALLE!

¡NO AL GENOCIDIO!

¡NO A LA GUERRA IMPERIALISTA!


Pablo Kilberg
Buenos Aires, 20 de Marzo de 2003

www.rebelion.org


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