El espejismo de las armas de destrucción masiva de Irak
Imad Khadduri, antiguo científico nuclear iraquí
YellowTimes.org - Rebelión
6 de mayo del 2003
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
A fines de agosto de 2002, escuché con inquietud las crecientes falsas imputaciones del Presidente Bush sobre la capacidad nuclear militar de Irak. Incluso en aquel entonces, se podía discernir que el continuo uso de la desinformación para apoyar la invasión de Irak mostraba que las afirmaciones del Presidente no se basaban en hecho alguno. Yo, por haber trabajado en el programa nuclear de Irak durante treinta años, reaccioné con una serie de artículos denunciando que Irak había cesado su programa de armas nucleares al comenzar la guerra de 1991. Rechacé las acusaciones y la evidencia que fue, infame o mejor dicho infamemente, enarbolada por el Secretario de Estado Colin Powell ante el Consejo de Seguridad en febrero de 2003, argumentando que Irak había rejuvenecido su programa de armas nucleares después de la Guerra del Golfo.
Con aún mayor aprensión, escuché al Vicepresidente Dick Cheney alegando en MSNBC que EE.UU. no acepta los resultados de las amplias inspecciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica [IAEA, por sus siglas en inglés] ni el hecho de que no haya encontrado ninguna evidencia de un programa iraquí de armas nucleares rejuvenecido. La IAEA denunció explícitamente que un documento de adquisición de uranio suministrado por la inteligencia británica y estadounidense como evidencia que probaba la capacidad de armas nucleares de Irak era, en realidad, una falsificación. Cheney afirmó provocativamente, el día antes del ultimátum de 48 horas de Bush para la invasión de Irak, que la inteligencia de EE.UU. poseía pruebas contrarias. Mi última réplica a esa increíble mentira descarada, fue que alguna evidencia falsa sería inventada una vez que las fuerzas de EE.UU. se encontraran en el terreno en Irak.
Después del bombardeo hasta arrasarlo, una vez más, del principal Centro de Investigación Nuclear en Tuwaitha, y el que se permitiera tontamente que los soldados estadounidenses rompieran los sellos protectivos de la IAEA y que abrieran el túmulo de entierro radioactivo de Tuwaitha a saqueadores que luego se contaminaron ellos mismos y a sus familias, los estadounidenses siguen sin poder producir su "evidencia" del programa de armas nucleares en Irak. ¿Por qué guarda ahora silencio Cheney sobre el programa de armas nucleares de Irak? En circunstancias que las tropas de EE.UU. controlan Irak, esta información ya no puede ser un tema de "seguridad nacional".
Además del programa no-existente de armas nucleares, dos sucesos de los últimos dos meses me han convencido de que, desde 1991-1992, Irak tampoco rejuveneció sus programas de armas químicas o biológicas.
El primer acontecimiento fue un artículo en Newsweek el 3 de marzo de 2003 revelando, después de ocho años de encubrimiento, la trascripción del interrogatorio de Hussain Kamel por funcionarios de la IAEA y por el equipo de inspección de la ONU conocido como UNSCOM; este interrogatorio tuvo lugar después que Kamel desertara a Jordania en 1995. En esa ocasión, afirmó que Irak había efectivamente destruido todo su arsenal de armas químicas y biológicas y prohibido los misiles después de la Guerra del Golfo. Todo lo que quedó fueron "planos ocultos, discos de ordenador, microfichas". "Las armas fueron destruidas en secreto, para ocultar su existencia a los inspectores, con la esperanza de reiniciar algún día la producción después que hubieran terminado las inspecciones. Según John Barry, que reveló la historia, la CIA y el M16 recibieron la misma información de un "ayudante militar que desertó con Kamel... que respaldó las afirmaciones de Kamel sobre la destrucción de los arsenales de armas de destrucción masiva". Pero esas declaraciones fueron "ocultadas por los inspectores de la ONU" para "engatusar a Sadam para que revelara aún más".
El 26 de febrero de 2003, una copia íntegra de la trascripción de Hussain Kamel -un documento interno de UNSCOM/IAEA marcado "confidencial"- fue obtenida por Glen Rangwala, el analista de la Universidad Cambridge que, a principios de febrero, reveló que el "archivo de inteligencia" de Tony Blair era un plagio de una tesis de un estudiante. Esa trascripción puede ser leída en http://www.fair.org/press-releases/kamel.pdf.
En la página 7 de la trascripción, un experto ruso de UNSCOM, llamado Smidovich, preguntó directamente: "¿Fueron destruidas armas y agentes?"
"No quedó nada", fue la respuesta de Kamel.
Smidovich insistió: "¿Fue antes o después del comienzo de las inspecciones?"
Hussain Kamel replicó: "Después de las visitas de los equipos de inspección... "
Smidovich insistió: "No pudimos encontrar indicio alguno de destrucción".
Hussain Kamel reiteró: "Sí, fue hecho antes de que ustedes llegaran. Ustedes encontraron el sitio en el que las enterramos".
Smidovich se recordó: "¿Es el sitio al norte de Bagdad donde las enterraron?"
Hussain Kamel respondió: "Fue el mes en que ustedes llegaron. La destrucción de las ojivas comenzó, pero no recuerdo los detalles".
Significativamente, Irak en enero de 2003 condujo y aseguró el ingreso de UNSCOM a más de veinte personas que efectivamente participaron en los eventos relacionados con esta revelación. UNSCOM después realizó más amplias excavaciones en ese sitio.
Hussain Kamel también hizo algunas observaciones al final de la página 5 sobre el mentiroso habitual, Khidhir Hamza, que afirmó repetidamente durante los años 90, ante CNN y FOX, así como ante Comités del Congreso, que Irak estaba a punto de producir bombas nucleares. Sus acusaciones continuaron hasta marzo de 2003, momento en el que repentinamente se calmó y se dirigió a Kuwait para hacerse cargo de su nuevo cargo en el nuevo gobierno "iraquí".
La revelación de la detallada confesión de Hussain Kamel, de por sí, no me llevó a confirmar directa o públicamente su afirmación, aunque era esclarecedora e históricamente auténtica. Había oído hablar previamente de su confesión, pero no de su contenido.
Fue el segundo evento, que tuvo lugar hace dos semanas, lo que me convenció de la inutilidad de encontrar armas de destrucción masiva en Irak.
Amer Al Saadi, ingeniero químico y asesor científico de alto rango del gobierno iraquí, fue la primera personalidad importante que se rindió a las fuerzas estadounidenses después que su esposa alemana intercedió con una estación de televisión alemana para que organizara su rendición. Durante la década anterior, había sido un portavoz refinado, digno y seguro de sí mismo. Participó en el programa de armas biológicas desde su comienzo a principios de los años 80. Lo conocí personalmente y sentía gran admiración por su integridad científica. En una entrevista de diez minutos con la televisión alemana, Al Saadi afirmó que "Siempre dije la verdad. Irak no posee armas químicas y biológicas de destrucción masiva. No tengo nada que ocultar. El tiempo me dará la razón". Por cierto, el tiempo le está dando la razón, para gran disgusto de Bush y Blair. Las esperanzas de EE.UU. y Gran Bretaña de encontrar algunas armas de destrucción masiva en Irak, no colocadas por ellos, son espejismos que se desvanecen.
Bush, Blair y sus principales funcionarios mintieron a su pueblo, a sabiendas, y lanzaron una invasión criminal sobre la base de esa mentira. ¿Es éste el modelo de democracia para un Irak "liberado"?
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[Imad Khadduri tiene una maestría en Física de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) y un doctorado en Tecnología de Reactores Nucleares de la Universidad de Birmingham (Reino Unido). Khadduri trabajó con la Comisión Iraquí de Energía Atómica de 1968 a 1998. Pudo abandonar Irak a fines de 1998 con su familia. Ahora enseña y trabaja como administrador de redes en Toronto, Canadá.Ha sido entrevistado por las Naciones Unidas, la Agencia Internacional de Energía Atómica, FOX, el Toronto Star, Reuters, y varias otras agencias noticiosas por su conocimiento del programa nuclear iraquí. Este artículo fue publicado originalmente en YellowTimes.org.]
El correo de Imad Khadduri es: imad.khadduri@rogers.com