Los "combatientes
ilegales" no tienen derecho a las garantías de Ginebra,
sostiene Cheney
Guantánamo lleva a EU
al dilema: ¿la tortura es o no aceptable?
David
Brooks
14
de junio del 2005
Para el republicano Hunter, los
detenidos en la base de Cuba "nunca estuvieron más
cómodos"
Casi 60% de estadunidenses, en favor del retiro
parcial o completo de Irak, indican encuestas
Nueva York. 13 de junio. Torturar o no torturar:
¿esa es la pregunta?
Al parecer, esa es la pregunta al fondo del
creciente debate sobre los centros de detención estadunidenses
en Guantánamo, Irak y Afganistán, donde miles de
detenidos no sólo son privados de casi todo derecho legal,
sino que cada semana aparecen más pruebas de que sus derechos
humanos son violados al ser sometidos a tortura.k
La revista Time publicó hoy en exclusiva
un documento oficial que detalla en 84 páginas el interrogatorio
que se aplicó en Guantánamo al llamado "vigésimo
secuestrador" (del grupo de 19 que realizaron los atentados
del 11 de septiembre). El documento describe las técnicas
de interrogación empleadas contra Mohammed Qahtani, quien
fue sometido al goteo de agua sobre su cabeza, privación
del sueño, corte a rape de cabello y barba, orinar sobre
sí mismo, le colcaron fotos de mujeres desnudas al cuello
durante 50 días, lo obligaron a ladrar y lo rpivaron de
agua hasta provocarle deshidratación.
Entre los métodos para obligarlo a hablar,
los interrogadores lo sometieron a escuchar canciones de Christina
Aguilera cada vez que se dormía. Los métodos eran
tan severos que la mayoría de ellos debió ser aprobado
personalmente por el propio Secretario de Defensa Donald Rumsfeld,
y varios jueces militares en la base militar en Guantánamo
advirtieron que algunas de estas técnicas podrían
ser consideradas como "tortura".
El documento secreto del Pentágono revelado
por Time es un registro del interrogatorio de Qahtani, que detalla
hora por hora y hasta minuto por minuto todo lo que ocurría
con este prisionero -"el detenido 063"-, desde noviembre
de 2002, cuando fue trasladado a Guantánamo después
de su captura en Afganistán, hasta 50 días después,
periodo durante el cual Rumsfeld autorizó el uso de 16
técnicas de interrogación adicionales para ser aplicadas
a unos cuantos detenidos, incluido Qahtani.
Esta revelación ya nutrió el debate
sobre el trato de los detenidos por fuerzas estadunidenses que
se intensifica desde que algunos grupos como el Centro por Derechos
Constitucionales y Human Rights Watch empezaron a denunciarlos.
La reciente condena de Amnistía Internacional, que calificó
al centro de detención en Guantánamo de gulag, provocó
furiosas reacciones del gobierno de George W. Bush y de algunos
legisladores, pero en los últimos días hasta el
ex presidente Jimmy Carter, varios legisladores, incluidos republicanos,
y grupos defensores de derechos humanos se han sumado al coro
que pide clausurar el centro en Guantánamo.
Sin embargo, el vicepresidente Dick Cheney y
legisladores republicanos como Duncan Hunter continúan
justificando las operaciones y tácticas empleadas en Guantánamo.
Hoy la Casa Blanca también defendió lo documentado
por Time al señalar, en palabras del vocero Scott McClellan,
que las técnicas de interrogación fueron autorizadas
y "no constituyen tortura". Indican que los detenidos
ahí, en particular Qahtani, son enemigos vinculados con
el "terrorismo" y que mediante estos interrogatorios
han brindado información "valiosa".
El legislador Hunter afirmó que los detenidos
en Guantánamo "nunca han estado tan cómodos
en sus vidas" y que tampoco han comido tan bien. Detenidos
como Qahtani, sostuvo Hunter, "nunca fueron dañados"
y "anoche cenaron pollo guisado con miel y arroz pilaf".
Hunter, presidente del Comité sobre Fuerzas Armadas de
la Cámara, habló una y otra vez del menú
ofrecido a los detenidos.
"Sí tratamos a esta gente de una
manera humana", declaró hoy el vicepresidente Cheney.
Reiteró que los detenidos en Guantánamo son "combatientes
ilegales" y por lo tanto no tienen derecho a las garantías
de la Convención de Ginebra. "A pesar de ello, aún
son tratados con respeto y dignidad, y su salud, nutrición
y necesidades médicas son, de hecho, atendidas", afirmó
en un foro ante periodistas. Añadió: "están
bien tratados en Guantánamo... apropiadamente alojados
y alimentados.... sus necesidades religiosas son abordadas".
Cheney se preguntó y respondió:
"¿ahora, esto nos daña desde el punto de vista
de la opinión internacional? Francamente, creo que no.
Mi opinión es que aquellos que más urgentemente
abogan por clausurar Guantánamo, de todas maneras probablemente
no están de acuerdo con nuestras políticas".
Concluyó reiterando que "esta gente ha sido tratada
mucho mejor de lo que podrían haber esperado ser tratados,
eventualmente, por cualquier otro gobierno de la tierra".
Pero a pesar de la gran defensa de Guantánamo
durante los últimos días por las más altas
figuras de este gobierno -el propio presidente tuvo que declarar
que se están dejando abiertas las opciones de qué
hacer con Guantánamo-, el caso se está convirtiendo
en otro escándalo con un impacto parecido al de Abu Ghraib.
O sea, Guantánamo es un símbolo negativo más
de la llamada "guerra contra el terrorismo" de este
gobierno.
Los aproximadamente 525 detenidos en Guantánamo,
y tal vez hasta miles más en otros centros de detención
estadunidenses en Irak, Afganistán y otros puntos del mundo,
han estado encarcelados hasta más de tres años,
muchos sin ser formalmente acusados de algún crimen ni
gozar de derechos legales básicos.
Y todos los días hay más. Esta
semana abogados que defienden a detenidos en Guantánamo
denunciaron que podría haber hasta seis prisioneros capturados
cuando eran menores de edad, incluyendo uno de 15 años,
y quienes se han quejado de ser golpeados, colgados de las muñecas
durante horas y hasta quemados con cigarros.
Algunos legisladores, incluso republicanos moderados,
han expresado su alarma de que estos casos minen cada vez más
la imagen de Estados Unidos en el mundo como un poder que no cumple
con sus compromisos de las instituciones y convenciones internacionales.
Todo esto empieza a tener un gran costo político
para el gobierno de Bush en la opinión pública.
De hecho, una nueva encuesta difundida hoy por el Pew Research
Center registró que el público está "altamente
atento" a noticias de Irak y "a constantes informes
de maltrato de sospechados terroristas en la prisión militar
estadunidense en Guantánamo, Cuba" con casi la mitad
(49 por ciento) reportando que han escuchado mucho sobre tales
informes.
Minado, el apoyo a la guerra
Esto, junto con noticias negativas de la campaña
en Irak, contribuye a minar el apoyo de la guerra estadunidense
en Irak, reportó el Pew Research Center.
Su encuesta registró que el porcentaje
del público que ahora apoya un "retiro inmediato"
de tropas estadunidenses de ese país continúa creciendo,
de 36 por ciento en octubre pasado, a 42 por ciento en febrero,
y ahora 46 por ciento (un nivel no alcanzado desde que estalló
el escándalo de Abu Ghraib). Otra encuesta, de Gallup y
USA Today, también publicada hoy, encontró que casi
60 por ciento de los estadunidenses favorece un retiro parcial
o completo de las tropas en Irak.
Pero el debate entre los expertos, los políticos
y los medios en torno a los casos de Guantánamo y antes
Abu Ghraib, resulta más curioso (y hasta alarmante), ya
que aunque se registra y revela lo que expertos en derechos humanos
por todo el mundo consideran tortura y por lo tanto una violación
de la ley internacional, sigue sin resolverse el dilema de cómo
extraer información potencialmente urgente y que podría
salvar vidas.
En medio de su reportaje esta semana, los reporteros
de Time preguntan: "¿Cómo debería proceder
una nación democrática cuando captura un prisionero
de alto valor como Qahtani, cuando abrir una mente podría
salvar vidas?... ¿Qué, exactamente, es efectivo?
¿Cuándo es que los fines justifican los medios?"
Aunque los reporteros citan a abogados declarando
que este tipo de tratamiento revelado en el documento, como en
otros casos, viola la prohibición de "injurias contra
la dignidad personal", concluyen: "en la guerra contra
el terrorismo, la dignidad personal de un fanático entrenado
para el asesinato masivo podría ser una baja inevitable".
Eso es precisamente lo que argumentan los defensores
de estas prácticas, insistiendo en que los detenidos no
son "militares", sino "combatientes ilegales",
y son "malos" dedicados a causar daño y destrucción
contra Estados Unidos.
La revista dominical del New York Times tiene
como reportaje de portada un largo ensayo sobre este tema, un
intento del ex editor Joseph Lelyveld de evaluar los argumentos
sobre las técnicas de interrogación de Estados Unidos,
y en particular las oficialmente aceptables, que el denomina tortura
"light". Ofrece argumentos desde varios ángulos,
y acaba inconcluso.
Pero el simple hecho de que continúe
el argumento en este país sobre si la tortura es o no aceptable
habla por sí mismo. ¿Cuál sería el
argumento si todo girara sobre el tratamiento de estadunidenses
capturados por otro país? ¿Se abriría un
debate de si es o no aceptable su tortura? ¿Sería
un juego intelectual?
O hay quienes simplemente niegan todo. El legislador
republicano Hunter llegó este lunes a su conferencia de
prensa en el Capitolio con platillos de pollo, arroz, vegetales
y frutas, para demostrar que se le da de comer a los detenidos
en Guantánamo. "Esto -declaró- es lo que a
estos matones les es ofrecido cada día por cortesía
de los contribuyentes estadunidenses". No hay abusos en Guantánamo,
insistió, "a menos que consideren comer pollo tres
veces a la semana es verdadera tortura".
Pero no mencionó a Christina Aguilera.
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