Algunas notas sobre don Mauro (Fernández)
Joaquín García Monge, Costa Rica 1881-1958
Repertorio Americano 1:259, 1920
Algunos datos fieles e imparciales que hemos recogido acerca de don Mauro Fernández y su intervención en la enseñanza pública de Costa Rica:
Antes de ser Ministro: La Junta Directiva de la Universidad lo autorizó para introducir mobiliario higiénico en el Instituto Universitario. En el Instituto dio conferencias sobre educación moral y cívica. Algo oportuno, porque nuestro pueblo salía entonces de la postración en que lo sumió la dictadura de Guardia. En esas conferencias, ya pedía que los maestros fueran los agentes de la democracia.
En el Ministerio de Instrucción Pública, estos dos rasgos típicos de don Mauro: su entusiasmo por la causa de la educación popular y su laboriosidad.
Su gestión ministerial: sacar la enseñanza de la rutina, de la trilla memorizante en que vivía.
Consecuencias:
Estableció la Escuela Normal.
Importó para eso profesores extranjeros.
Reformó la legislación escolar de Costa Rica sobre la base de la Argentina, de los códigos de Sarmiento. Con una diferencia importante: el Capítulo de las Inspecciones de Escuelas, redactado por don Buenaventura Corrales. De la ley argentina le interesó mucho el nombramiento de las Juntas de Educación, porque en ello veía una forma de la intervención democrática en la enseñanza.
Introdujo algo nuevo en Costa Rica: las Bibliotecas Pedagógicas, hijas de su entusiasmo y al servicio de los maestros. Entonces había en el país solamente dos modestísimas librerías, casi limitadas a la venta de devocionarios.
Fundó el Almacén Escolar.
Daba conferencias, hablaba a los Inspectores, asistía a las escuelas, andaba en todo.
Luego hizo los programas. Los redactó y dictó personalmente, teniendo a la vista algunos extranjeros. En eso no lo ayudaron las Inspecciones de entonces, al servicio de la rutina y del pasado. Los inspectores no explicaron los Programas a sus subalternos: conjuración de silencio, de rutina, de ignorancia. Entendieron muy mal los programas de don Mauro. Un botón de muestra:
El programa de Geografía del Segundo grado, pedía, entre otras cosas: Ejercicios de observación: El horizonte, las estaciones, los principales fenómenos atmosféricos, etc.
Un maestro de un pueblo cercano, sin las explicaciones del Inspector, se detuvo en fenómenos atmosféricos, vino a la librería de Montero y se halló por allí un programa de Geografía de López Catalán, y en una de sus páginas, el catecismo consiguiente: ¿Qué son fenómenos atmosféricos? ¿Cuántos? ¿Qué es el viento?, etc. Como no los definía todos, se quedó el maestro sin saber qué era halo. En consulta con el cura de la parroquia:
--No sé lo que es halo. -Ni yo tampoco, le respondió el cura y lo endilgó hacia un diccionario que había por allí. El maestro lee: Halo. Fenómeno atmosférico. -Fig...
Y copió luego algo comprometedor referente a las mujeres, que los niños en el examen oral reprodujeron en público.
Estas cosas tan divertidas ocurrían por el año 1890.
El gran mérito de los programas de don Mauro: introducían la enseñanza racional.
La falta de colaboradores quedó compensada con el entusiasmo sin límites de don Mauro, que no lo perdió nunca, ni ya fuera del ministerio. Del Ministerio pasó a la Junta de Educación y en todo tiempo fue conferencista, mentor, guía de los maestros en Costa Rica.
Se empeñó en que se hiciera el mapa de Costa Rica. En provecho de la educación no escatimaba gasto alguno.
Estableció becas en el exterior.
Fundó la revista El Maestro, de la que fue su constante colaborador. Inspiraba los editoriales, daba los asuntos, dirigía la propaganda y las ideas educacionales por medio de la prensa. En lo que demostró la preparación filosófica que poseía.
Reorganizó las Conferencias Pedagógicas, establecidas en Costa Rica por don Julián Volio. En el [18]78 tales conferencias fueron animadas, inspiradas por el cubano don Antonio Espinal, Inspector de escuelas de Cartago, que propuso al Doctor Castro [Madriz] y le fueron aceptadas, las Academias de Maestros en los tres primeros meses del año. Esas Academias formaron maestros regularcitos. Don Mauro las revivió con el nombre de Conferencias Pedagógicas.
Fue muy amigo don Mauro de premiar los servicios de los que trabajan en la enseñanza; en lo que tal vez sólo le superó don Bernardo Soto.
Siempre estimuló don Mauro a los laboriosos, a los autores de libros, etc.
El principal colaborador de don Mauro fue don Pedro Pérez Zeledón, que daba forma a los pensamientos de su jefe. Don Pedro es el hombre más aparente, más capacitado que hay en el país para hablar de don Mauro y de su obra. Otro colaborador importante fue don Buenaventura Corrales, a quien se le debe, como ya se ha dicho, uno de los Capítulos de la Ley de Educación. Corrales continuó la obra de don Mauro. A él se le debe el Edificio Metálico. Como Presidente de la Junta de San José, cargo en que nadie lo ha superado después, mejoró mucho las escuelas de esta ciudad.
A don Mauro se le acusa de haber centralizado la enseñanza y de haber dado muerte a la Universidad.
¿Por qué suprimió la Universidad? Porque la consideraba, junto con los establecimientos particulares, mantenedora de la rutina. Por eso los persiguió.
En el 87 suprimió don Mauro la Universidad, que se regía por los estatutos del 43. La Junta Directiva había fundado el Instituto Universitario, uno de los mejores colegios de su época. Este dato, que vale para la historia de las ideas en Costa Rica: en el Instituto enseñábase entonces el krausismo.
Los miembros de la Junta Directiva eran personas muy entusiastas. Fundaron la Biblioteca Universitaria, en la que se formó un núcleo estimable de jóvenes.
El proyecto del plan de estudios del Instituto Universitario lo hizo don Miguel Obregón, que colaboró además en la fundación de la Biblioteca Universitaria, la que hizo pública el 15 de setiembre de 1884 y relacionó con centros de cultura extranjeros. La Universidad quería mantener el Instituto Universitario, don Mauro, eliminarlo y darle vida al Liceo de Costa Rica. Esta lucha entre don Mauro y la Junta Directiva culminó con la muerte de la Universidad y la clausura de la Biblioteca.
En 1890 no había Biblioteca Nacional. Don Ricardo Jiménez, entonces Ministro de Instrucción, reorganizó las de San José y Alajuela como Bibliotecas Públicas. Las reglamentó don Miguel Obregón.
Un error de don Mauro: transformó la Escuela Normal en Liceo de Costa Rica. La normal pasó a ser una mera sección del Liceo.
Finalicemos estas notas con dos reparos a la tendencia centralizadora de don Mauro.
La primera escuela primaria que se apartó de sus Programas fue la Escuela Nueva, fundada en esta ciudad por don Miguel Obregón. Fue la primera escuela de Costa Rica que introdujo en el Plan de Estudios el canto, la gimnasia, el dibujo. Era más educativa que instructiva. La Escuela Nueva se fundó en el 86, con pocos alumnos. Con muchos sacrificios, pues don Miguel ponía su trabajo personal y de su peculio pagaba la casa y completaba el sueldo a don José Gallegos. Pidió auxilio a don Mauro y se lo negó. Ocurrió entonces a don Bernardo, que convino en pagarle un peso por alumno. Total 60 pesos. Sin embargo, don Mauro llevó a que visitaran la Escuela Nueva a los profesores que había traído del exterior para la Normal.
Y esta noticia, que es interesante: Don Mauro objetó la fundación del Instituto de Alajuela. Es más, no la autorizó con la firma del decreto correspondiente.
(Sin firma)