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Golpe de Estado en Honduras

Entrevista con Pascual Serrano

Fusión - Rebelión

2 de julio 2009

 

 

Hace unos días, un comando militar secuestró al presidente de Honduras, Manuel Zelaya y lo sacó del país para llevarlo a Costa Rica. ¿Qué elementos hay tras este golpe? ¿Cómo ha reaccionado la comunidad internacional? El periodista especializado en Latinoamérica, Pascual Serrano, analiza la situación.

Manuel Zelaya gana las elecciones de Honduras en 2005. Procedente del sector conservador pronto se da cuenta de que para luchar contra la pobreza en su país y avanzar en derechos para los ciudadanos, sólo puede hacerlo desde la Alianza Boliviana para los pueblos de nuestra América (ALBA), la plataforma creada por Chávez como alternativa de integración regional frente al Tratado de Libre Comercio impulsado por EEUU. Cuando le preguntaron el porqué de su polémica decisión, Zelaya dijo que nadie había querido ayudarle en su lucha contra la pobreza, “los ricos no ceden su plata”, comentó. Ese cambio ideológico hacia posiciones de izquierda, fue algo que no le iban a perdonar los sectores más conservadores de su país, ni -en aquel momento- George Bush que le coloca en la lista negra.

- Has comentado que lo ocurrido en Honduras tiene ciertos paralelismos con el golpe de Estado en Venezuela de abril de 2002. ¿En qué te basas? ¿Quién estaría detrás de todo esto y con qué intención?

-El paralelismo consiste en intentar proyectar internacionalmente una imagen falsa del presidente como: populista, demagogo, que intenta aferrarse al poder y proclamar una constitución para ser reelegido. La segunda operación de engaño es la de intentar convencer que el presidente ha dimitido, sucedió con Chávez y ahora con Zelaya. Detrás de estas operaciones se encuentra una oligarquía empresarial y terrateniente que cuenta con el apoyo tradicional de sectores militares y políticos corruptos. La intención siempre es frenar cualquier intento gubernamental de regenerar la vida política del país o avanzar en políticas sociales y progresistas.

No obstante, el golpe de Honduras ha sido mucho más burdo difícilmente admisible por cualquier ciudadano decente de la comunidad internacional.

- ¿Qué línea política estaba llevando a cabo el presidente Zelaya? ¿Qué “peligro” crees tú que podría acarrear su pregunta en las urnas?

-A pesar del origen acomodado de Zelaya, se trata de un político que ha entendido que debe haber concesiones a los sectores más pobres y humildes de su país, que las desigualdades eran insultantes y que en Latinoamérica se estaba produciendo una nueva era de políticas sociales con las que toda la región podía avanzar de forma integradora y armónica. Zelaya tenía prevista una Asamblea Constituyente que podía terminar con la corrupción y el enquistamiento de políticos y partidos corruptos en la Asamblea Nacional, su apoyo popular era una amenaza peligrosa, sus iniciativas sociales como la subida del salario mínimo y la intención de terminar con la práctica ausencia de sistema impositivo, le convertían en un presidente a eliminar.

-La forma en la que ha tenido lugar este golpe nos trae a la memoria prácticas de dictaduras militares del siglo pasado que todos suponíamos superadas. ¿Qué ha hecho despertar a este fantasma? ¿Algún día estuvo enterrado?

-El talante reaccionario de las Fuerzas Armadas de Honduras seguía sin evolucionar desde la guerra fría y la década de los ochenta cuando sirvió de principal caladero de políticas contrarrevolucionarias hacia toda Centroamérica. Fue allí donde se entrenaba la Contra nincaragüense que intentaba derrocar el sandinismo, y donde se planeaban las masacres de los escuadrones de la muerte salvadoreños.
El apoyo popular con el que contaba Zelaya era una amenaza peligrosa. Sus iniciativas sociales como la subida del salario mínimo y la intención de terminar con la práctica ausencia de sistema impositivo, le convertían en un presidente a eliminar.

- Honduras es uno de los países más pobres del continente. ¿Qué interés despierta para los promotores del golpe?

-Es verdad que el interés geopolítico de ese país no es excepcional, pero la fuerza de los sectores reaccionarios del país es mucha. Creo que se trata más de intereses locales que internacionales los que han desencadenado el golpe.

- Lo ocurrido no es sólo un atentado contra la democracia de aquel país y contra los derechos humanos. ¿Qué repercusión tiene para el resto del continente americano?

-La repercusión consiste en tomar nota de que ningún avance de los pueblos se puede lograr de forma sencilla. A la derecha le basta ganar unas elecciones para tener y garantizar el poder, y aplicar sus políticas. La izquierda, en cambio, debe defender, con conciencia política, movilizaciones, y muchas veces con sangre, la voluntad popular. No es suficiente ganar elecciones, como se vio en Venezuela o ahora en Honduras.

- ¿Cómo se puede explicar la tibieza de la comunidad internacional a la hora de condenar este hecho, incluso cuando vulneran el propio derecho internacional?

-En primer lugar debemosevitar confundir comunidad internacional con EEUU y la UE, quienes sí fueron tibios. La práctica totalidad de los países de latinoamericanos denunciaron el golpe con contundencia desde el primer momento. Al igual que las organizaciones multinacionales regionales como el Grupo de Río, la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), el Sistema de la Integración de Centroamérica (SICA) e incluso la OEA. La Cumbre de Río celebró de forma inmediata una cumbre en Managua. Por su parte, la Asamblea de la ONU, a través de su presidente general, el nicaragüense Miguel D' Escoto, condenó de inmediato el golpe. El lunes 29 hubo también una reunión de la Asamblea de la ONU, donde las intervenciones fueron un clamor pidiendo la restitución del presidente hondureño. Mientras tanto, la tibieza era de EEUU y la UE que, una vez más, mostraban que sus intereses nunca son la democracia y los derechos humanos. Debían haber adoptado una posición más dura: dejar claro que no iban a reconocer al nuevo gobierno; mantener al cuerpo diplomático hondureño para que manifestase su lealtad al presidente detenido y expulsado; amenazar con sanciones a los golpistas; poner en marcha los sistemas jurídicos internacionales contra los militares, etc... Muchas herramientas a las que no han recurrido para quedarse en condenas de palabra.

Pascual Serrano es autor del libro
"Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo" (Península, junio 2009)

 

http://www.revistafusion.com/200907021003/Internacional/Tema/golpe-de-estado-en-honduras.htm

 

 

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