América
Latina: realineación política e imperio
James
Petras
Rebelión
25
de octubre del 2004
Traducido para Rebelión por Carlos Sanchís
Introducción
La historia de la construcción del imperio de los EE.UU.
en América Latina ha combinado una gran cantidad de flexibilidad
política junto a principios económicos sumamente
rígidos. Washington en sus tratos políticos los
ha llevado a término, a gran escala y durante más
de dos décadas con una gran variedad de regímenes,
los cuales a los observadores menos conocedores parecerían
sumamente pragmáticos. Durante los últimos 15 años,
presidentes de ambos partidos norteamericanos han establecido
lazos fuertes y relaciones positivas con "nacionalistas"
en Argentina ( Menem, peronista), "socialistas" en Chile
(Partido Socialista, del presidente Lagos), "populistas"
en Ecuador (presidente Gutierrez), "laboristas" (presidente
Da Silva, en Brasil). La clave para entender esta clara contradicción
es reconocer que las etiquetas políticas, reflejados compromisos
políticos pre-presidenciales o pasados, fueron totalmente
irrelevantes para la conducta operacional de estos políticos
una vez tomaron el poder (o incluso cuando ellos estaban haciendo
campaña por el mismo).
Washington
se preocupaba menos por las posiciones políticas pasadas,
las etiquetas "radicales" presentes o el trasfondo social
popular del presidente latinoamericano que con sus compromisos
contemporáneos de colaborar con las políticas de
construcción imperialista siguiendo pautas socio-económicas
neo-liberales y en pro de la política exterior del imperio.
La clave de
la ascensión a la presidencia de estos políticos
ex-progresistas y de sus partidos son su abrazo a la clave de
los postulados económicos y políticos de la construcción
del imperio americano: la continuación y profundización
en la privatización y la desnacionalización de las
empresas públicas nacionales, la eliminación del
control al comercio y a las inversiones, el pronto, y completo
pago de la deuda externa, la garantía a largo plazo de
las relaciones de propiedad existentes (sin tener en cuenta la
corrupción de la transacción original), la irreversibilidad
a largo plazo en la extracción de recursos sin importar
ahora lo desfavorables que estos sean para el país de origen
(ver el Informe del Banco Mundial del 2004).
La colaboración,
asimilación y promoción por los ex-progresistas
del imperio reforzando las estructuras económicas y políticas
no fueron suficientes. Los ex-progresistas abrazaron las prioridades
de la política exterior del imperio; en las áreas
del comercio regional y de los tratados militares. Washington
no fue molestado en lo más mínimo por la ocasional
exhortación retórica inconsecuente para con los
"países desarrollados" sobre pobreza y hambre
y los percibe correctamente como gestos simbólicos para
el consumo internacional. Ni los fabricantes de las políticas
imperiales fueron perturbados por las diferencias ocasionales
en los aspectos particulares de negociaciones comerciales; al
final Washington entendió que tendría que hacer
algunas concesiones a sus colegas de la elite en el estado cliente.
Mi tesis es
que la adaptación flexible de Washington y el apoyo vigoroso
de los partidos ex-izquierdistas y de presidentes han sido una
fuerza poderosa en el sostenimiento y expansión del poder
económico y militar imperial en América Latina ante
los devastadores resultados sociales y económicos de dos
década de políticas neo-liberales.
La combinación
de flexibilidad política y la rigidez económica
imperial ha provisto de una válvula de seguridad inconsecuente
para el descontento popular mientras se estrechaba el control
imperial americano sobre la riqueza, los recursos, los mercados,
la mano de obra y las bases militares.
La Naturaleza de la Flexibilidad Política
A través de la flexibilidad imperial, quiero decir que
los artífices de las políticas de los EE.UU. no
son contrarios a trabajar con ex-izquierdistas, ex-guerrilleros,
populistas demagogos, o incluso "anti-neoliberales"
- proporcionando su gobierno los intereses de las multinacionales
norteamericanas, pagar la deuda externa y aplicar los dictados
del FMI. Quienes hacen las políticas americanas están
menos interesados en las políticas del pasado y los orígenes
de clase, de lo que lo están con las políticas presentes
y futuras y con los compromisos estructurales. Washington apoya
golpes militares e intervenciones del ejército contra regímenes
que se oponen a la política exterior imperial de los EE.UU.
(Chávez en Venezuela) o que se nieguen a llevar a cabo
el programa privatizador del FMI (Arístide en Haití).
Al mismo tiempo apoya regímenes electorales como el de
Toledo en Perú, Lagos en Chile, Gutiérrez en Ecuador,
Lula en Brasil, Fox en México y otros. En Colombia, Washington
trabaja estrechamente con los escuadrones de la muerte paramilitares
y con las fuerzas militares que asesinan a los antagonistas al
electo presidente Uribe.
Estas no son
políticas "contradictorias" sino que reflejan
una clase de análisis imperial claro y coherente, donde
se definen amigos y enemigos en los términos de estrategia
militar, intereses políticos y económicos.
Ha habido
varias " reordenaciones " en las tácticas políticas
americanas desde la Segunda Guerra Mundial:
Post-fascista
1945-48
Washington
combinó el apoyo a los regímenes electorales y a
las coaliciones de centro-izquierda en Costa Rica, Guatemala y
Chile con el apoyo a los clientes dictatoriales tradicionales
(Somoza) y la oposición a los nacionalistas populares en
Argentina.
Guerra fría
1948-60
Washington
cambia dictaduras militares, golpes y regímenes civiles
de extrema derecha represivos (Paraguay, Perú, Venezuela
y Cuba).
Revolución cubana 1961-63
La Alianza
para el Progreso combina apoyo a "políticos reformistas
electorales" contrarevolucionarios (Venezuela), golpes (República
Dominicana) e invasión militar (Cuba).
Fase I - Contra-revolución 1964-71
Hay golpes
de extrema derecha en Brasil, Bolivia, Argentina, y Ecuador y
régimen civil represivo contra la insurrección (Colombia,
Venezuela), anti-comunismo reformista (democristianos de Chile).
Fase II- política
contrarevolucionaria 1972-1982
<>Éstas
son las políticas de represión profunda con regímenes
terroristas en Chile, Argentina, El Salvador, Nicaragua, Uruguay,
Brasil y Bolivia.
Consolidación del Imperio: Parte I Reordenación
política 1983-1994
Hay una forma
de cambio que decae regímenes militares hacia regímenes
electorales neo-liberales conservadores en Argentina, Brasil,
Chile, Uruguay, Bolivia, etc.; ahondando la intervención
militar en Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Granada, y Panamá;
y la alineación continuada con regímenes civiles
represivos en Colombia, Venezuela y Ecuador.
De las Neo-colonias a las Colonias: Parte II Reordenación
política 1995-2005
Se caracteriza por la conversión del centro-izquierda a
las políticas pro coloniales en Brasil, Bolivia, Ecuador,
Argentina, Uruguay y Chile y golpes militares e intervención
en Venezuela (2002, 2003 y 2004) y Haití (2004).
Comentario sobre la Política Imperial de los EE.UU.
Primero, no hay posiciones tácticas políticas uniformes,
varían con el particular periodo político internacional
y, lo más importante, con los niveles de clase y las luchas
nacionales en cada país.
Segundo, dentro
de cada periodo hay variaciones importantes en la política
imperial norteamericana que depende de la situación política
en cada país.
Tercero, las
reordenaciones políticas de la política estadounidense
están determinadas por las oportunidades dentro de América
Latina (dependiendo del nivel y clase de lucha nacional y por
la correlación de fuerzas) y la disponibilidad de alternativas
viables en pro de los EE. UU.
Cuarto, el
cambio de regímenes civiles electorales a las dictaduras
en los años 40-50 fue conformado por las necesidades de
la Guerra Fría de sumisión absoluta a la política
exterior norteamericana, demanda alta de recursos baratos y la
capacidad de los excedentes de las empresas norteamericanas convertidas
en " multinacionales".
Quinto, la
reordenación parcial y breve en políticas reformistas
electorales en los primeros 60 llevando a la retirada del apoyo
a tiranos vulnerables como Trujillo y apoyando a los democristianos
en Chile, Belaunde en Perú, mientras se retenían
lazos estrechos con los militares y futuros golpistas y que fue
una contestación al desafío revolucionario cubano
y a sus fuerzas aliadas en América Latina.
Sexto, la
"Flexibilidad Política" acabó a mediados
de los 60 con la masiva concentración hacia la guerra total
en Indo-China y el fortaleciendo de la opción militar:
golpes en Argentina y Brasil, la invasión del República
Dominicana y la ofensiva contra los movimientos populistas-nacionalistas
a lo largo del continente.
Séptimo,
el fracaso parcial de la estrategia electoral en los inicios de
los 70 bajo la presión de las luchas de masas llevada sobre
todo por el abrazo de Washington a regímenes de terror
masivo en Chile, Argentina, Bolivia, Salvador, Guatemala y Uruguay.
Hubo una reestructuración total de la economía,
el estado y la sociedad para conformarlos al modelo neo-liberal.
Octavo, en
perspectiva histórica la misión de los regímenes
militares era asesinar a los líderes de los movimientos
de masas, domesticar a los opositores electorales y cambiar los
parámetros de la política, la economía y
la sociedad. En ese sentido los regímenes militares, a
pesar de su brutalidad y tenacidad para retener el poder, fueron
vistos por los fabricantes de las políticas imperiales
como instrumentos hacia la meta estratégica de transformar
sus economías en los satélites americanos y negociar
el retorno de la política civil electoral dentro de los
nuevos y rígidos límites económicos dictados
por Washington, Wall Street, el FMI y la elite de los negocios
locales y de la banca.
Noveno, Washington
diseñó la transición con éxito de
los regímenes militares dictatoriales a regímenes
electorales neo-liberales que completarían la restauración
colonial. La reordenación de Washington tuvo lugar en conjuntos
específicos de circunstancias donde los procesos electorales
fueron manejados y los partidos y políticos en competición
estaban completamente bajo la hegemonía norteamericana.
Donde la hegemonía no existió, Washington mantuvo
la estrategia militar hasta que acuerdos y circunstancias favorables
se dieran; como en Nicaragua y El Salvador.
Décimo,
Washington tuvo éxito profundizando y extendiendo sus políticas
económicas imperiales a lo largo de América Latina
en los 80 y a mediados de los 90 y los resultados fueron sumamente
favorables: record de beneficios, pagos de intereses, privatizaciones
de sectores económicos estratégicos y penetración
en el mercado.
El deterioro de las "primeras oleadas" de regímenes
neo-liberales y el resurgimiento de movimientos de masas, insurrecciones
populares y el derrocamiento de algunos de los regímenes
clientelares más fieles de Washington llevaron a "reordenaciones
secundarias" - el cambio de Washington de los regímenes
civiles de extrema derecha a regímenes ostensiblemente
de "centro-izquierda", quienes sin embargo, incluso
antes de tomar el poder, habían dado férreas garantías
para ir más allá y ahondar su apoyo a los intereses
estratégicos norteamericanos. Las "tácticas
políticas flexibles" del Imperio, sobre todo en tiempos
cambiantes, han repartido soplos ásperos sobre todo en
los movimientos de izquierdas. Primero en el periodo de "transición"
de los regímenes militares, Washington tomó la iniciativa
y cultivó a políticos de centro-izquierda, académicos,
ideólogos y periodistas para servir como los nuevos instrumentos
para ahondar el control colonial.
Las fundaciones
imperiales fueron sumamente activas reclutando y financiando,
promoviendo y diseminando los escritos y discursos de los "nuevos
demócratas" - quiénes enmascararon su abyecto
servilismo colonial con doctrinas de "pragmatismo",
"democracia" y "ciudadanía" y de lo
" inevitable de la globalización." Las Fundaciones
Ford y Rockefeller, el Diálogo Interamericano, la Escuela
Kennedy , el Centro Kellogg y organizadores de otros centros sirvieron
como correas de transmisión y plataformas para integrar
a los nuevos políticos coloniales e intelectuales en el
Imperio.
Inevitable,
las políticas coloniales y el pillaje de las tesorerías
públicas por los vasallos locales llevaron a una nueva
ola de inquietud. En algunos casos Washington no estuvo listo
para intervenir y le faltaron alternativas para sustituir la rebelión
de las masas. Me estoy refiriendo a los levantamientos del 2000
en Ecuador, de diciembre del 2001 en Argentina y de Bolivia en
octubre del 2003 . En el país más estratégico,
Brasil, Washington, con su "aparato extraoficial" liberal
y los representantes formales en las grandes instituciones financieras,
pudo establecer fácilmente su hegemonía sobre una
administración Da Silva mayormente voluntariosa e inesperadamente
servil. La "adaptación" de Washington a los nuevos
presidentes pseudo-izquierdistas ha sido otro ejemplo de asegurarse
que los intereses fundamentales eran garantizados mientras toleraban
o incluso promovían sus reglas políticas.
Al contrario
de muchos en la izquierda, en América Latina, Europa y
América del Norte, Washington se repartió mediante
políticas retóricas y descuidada demagogia electoral
y obtuvo la clase y el núcleo imperial de la política
de Lula, Toledo, Gutierrez, Kirchner, y Mesa: ¿Pagan o
no pagan la deuda externa a los EE.UU. y a los bancos europeos?;
¿respetan o no respetan la privatización de las
industrias estratégicas?; ¿promueven o no ellos
las nuevas privatizaciones?; ¿ mantienen o no mantienen
sus mercados abiertos a los exportadores extranjeros?;¿
apoyan ellos o no el dólar contra el euro manteniendo sus
reservas en dólares?; ¿ aprueban o no aprueban normativas
laborales, pensiones y legislaciones sobre salario mínimo,
regresivas?
¿ firman
ellos y acatan los acuerdos del FMI e imponen programas de austeridad
y leyes fiscales regresivas?
Una vez aplicados
esta clase de criterios y hallados regímenes acomodaticios,
Washington certificó sus coloniales credenciales "democráticas"
y toleró su ascensión al poder político.
Los regímenes certificados procedieron a llevar a cabo
los compromisos hechos al imperio, para mayor sorpresa de la izquierda
mal informada y superficial, impresionada con el "trasfondo
social" y la demagogia de los políticos de centro-izquierda.
Los Nuevos
Clientes: 2004 - un Año de Infamia
Washington ha registrado éxitos extraordinarios consolidando
su control económico e incluso ahondando su estrangulamiento
sobre América Latina durante los últimos 5 años
(1999-2004) a pesar de varias rebeliones populares y de la caída
de varios regímenes clientelares. Los acuerdos comerciales
de libre comercio,' ALCA' ya están en vigor o a punto de
ser firmados por la mayoría de los países andinos
(Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile), los pagos de
la deuda han excedido los records pasados, sobre todo en Brasil
y México, las fuerzas militares norteamericanas han aumentado
y han extendido su presencia a lo largo de la región (con
la excepción de Venezuela) y, lo más importante,
Washington ha tenido éxito afianzando a un ejército
latinoamericano y una la fuerza policial comprometida en la ocupación
y represión de un país anteriormente independiente
(Haití) subsecuente a una invasión norteamericana,
y secuestrando y forzando al destierro a un presidente electo
(Aristide).
La historia
anotará el 2004 como el Año de la Infamia, no sólo
para los crímenes y pillaje perpetrados por los EE.UU.
sino por la colaboración activa y consecuente de un nuevo
grupo de clientes gobernantes de la mayoría de los países
más grandes de América Latina.
Antes de que
nosotros procedamos a discutir y analizar esta muy desfavorable
configuración de fuerzas, su devenir y sus lecciones, Debemos
confrontar ciertas realidades desagradables sobre la izquierda.
Durante la totalidad del proceso de construcción imperial,
una mayoría sustancial de la izquierda estaba sistemáticamente
equivocada en sus valoraciones y fidelidades. La Izquierda dio
la bienvenida a la victoria de Lula en Brasil casi unánimemente
antes y después de su elección, cuando quedaba suficientemente
claro con tan sólo un mero vistazo a la prensa financiera,
a los acuerdos del FMI y a las declaraciones realizadas por los
más altos diseñadores de la política imperial,
que Lula era un partidario comprometido con la agenda estratégica
de Washington. Las sitios de izquierda en la red publicaron algunas
de las ultrajantemente distorsionadas y mal informadas cuentas
favorables de Gutiérrez en Ecuador, Mesa en Bolivia, Toledo
en Perú y una hueste de otros "presidentes de pueblos".
Como consecuencia de los fracasos de la izquierda estos nuevos
clientes de Washington pudieron ganar el poder, abrazar la agenda
estratégica de Washington, mientras que al menos quedaba
temporalmente divido, desorientado y desmoralizado un sector sustancial
de los crecientes movimientos de masas. Los líderes de
la izquierda tienen su lugar en este Año de la Infamia,
aun cuando son los pobres urbanos y rurales los que están
pagando el precio.
Los principios
de Washington en el éxito en afianzar a los nuevos gobernantes
clientes han tenido lugar mediante un control cuidadoso pero firme
y dirigido, de los políticos electorales victoriosos.
Mientras la
mayoría de la izquierda lo ha enfocado exclusivamente en
la militarización norteamericana de la región, las
imposiciones del FMI y del ALCA, han ignorado el proceso político
que ha hecho posible en gran medida los eventos mencionados. Y
cuando escribimos de los grandes cambios políticos nos
estamos refiriendo a las elecciones de un nuevo conjunto de regímenes
políticos clientelares en casi todos los países
estratégicos de la región. El énfasis en
los "éxitos electorales" de Washington no significan
subestimar o despreciar el papel continuando de la violencia militar
y el del chantaje económico-político en la política
imperial norteamericana, centrados en los éxitos del imperialismo
vía proceso electoral, nosotros queremos resaltar la importancia
y el éxito de esta táctica esta vez y en este particular
momento.
Brasil bajo
Cardoso y Lula, ha sido éxito más grande en la reciente
historia imperial. Cardoso empezó el proceso de desmantelar
el edificio de la economía del estatalismo nacional, vendiendo
las más rentables empresas públicas, abriendo los
mercados financieros a los grupos extranjeros y disminuyendo los
estándares del nivel de vida. Los presidentes elegidos
"radicalizaron" el proceso de pillaje y apropiación
imperial, transfiriendo decenas de miles de millones de dólares
a los acreedores, que promueve una excelente y rentable especulación
a gran escala, las exportaciones agrícolas y las ganancias
mientras disminuyen los gastos, los sueldos, el empleo y la distribución
de la tierra. Brasil tomó la primacía promoviendo
el ALCA, desintegrando América Latina entre una subordinación
"light" y una "fuerte". Lula proporcionó
el contingente armado más grande y la dirección
militar a Haití, protegiendo el régimen títere
norteamericano y reprimiendo la masiva resistencia anti-colonial.
Brasil bajo Lula ha proporcionado presencia física y legitimidad
a la meta estratégica norteamericana largamente buscada
de una "fuerza militar interamericana" capaz de intervenir
para sostener los intereses estratégicos norteamericanos.
Hoy es Haití, mañana puede ser Venezuela o cualquier
otro país que desafían a los clientes imperiales
americanos. Permítanos dejar completamente clara la importancia
de Brasil, Argentina y el papel del ejército de Chile en
Haití: ha ocurrido después de que Washington interviniera
contra un presidente legítimamente elegido que fue secuestrado
a punta de pistola. El ejército latinoamericano entró
en Haití después de que escuadrones de la muerte
con un notorio entrenamiento por los EE.UU y grupos paramilitares
invadieran el país en alianza con los marines norteamericanos
y procedieran asesinar a los líderes populares por todo
el país. Las fuerzas brasileñas enviadas se han
unido a los gángsteres haitianos asesinando a los partidarios
de Arístide en todos los grandes suburbios de la capital
con el apoyo político del delegado de la ONU, el anterior
ministro chileno de exteriores Gabriel Valdés. Da Silva,
Kirchner y Lagos, la crème de la crème electoral
de América Latina, han asumido enérgicamente el
papel de gendarmes del Imperio y han sentado un precedente político
y orgánico para las intervenciones imperiales futuras.
Lo que esto
significa es que esos políticos electorales se han convertido
en uno de los instrumentos más importantes para derrocar
a presidentes popularmente elegidos que pueden oponerse a algunas
de las políticas de Washington. La colaboración
de políticos electos con los instrumentos más brutales
y violentos de la construcción del imperio levanta preguntas
importantes entre los antiimperialistas sobre los procesos electorales,
y especialmente sobre políticos electos. Igualmente importante
que el "papel principal" de Brasil respaldando metas
estratégicas norteamericanas como gendarme latinoamericano,
el ALCA, la estrategia de exportaciones de agro minerales y el
resto de las políticas que complementan los intereses imperiales
norteamericanos, ha llevado a Washington a considerar el ascenso
a "estado internacional" de Brasil, dándole un
papel prominente en foros internacionales y en casos específicos
un 'sociedad' para aprovechárse de países más
pobres y más pequeños de la región. El secretario
de estado Powell, sugirió que Brasil pudiera ser digno
de un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU, después
de que demostró su "conducta responsable" promoviendo
el ALCA, y defendiendo a los títeres norteamericanos en
Haití. Igualmente importante, la gran multinacional de
la energía de Brasil, Petrobras, se ha ha unido a la embajada
norteamericana en Bolivia y a las multinacionales europeas resistiéndose
a cualquier esfuerzo hecho por la inmensa mayoría de bolivianos
por aumentar su porción de las ganancias de la energía
de su país. Petrobras tiene el apoyo total del régimen
de Lula.
En Bolivia
los EE.UU. pudieron superar la breve amenaza propuesta por el
levantamiento popular del 10-17 de octubre de 2003 apoyando la
asunción de impulsar al vicepresidente Carlos Mesa, después
del vuelo de su predecesor Sanchez de Losada. Este funcionamiento
delicado ha sido posible gracias a la conversión de líder
campesino, Morales de Evo, a la política electoral y su
apoyo político a Mesa. El triángulo Mesa-Morales
–Embajada de los EE.UU. aseguró que la continuidad
y la consolidación temporal del régimen de Mesa
y la victoria electoral subsecuente del referéndum del
hidrocarburo que reafirma que las multinacionales controlan los
recursos de energía estratégicos de Bolivia. Mesa
procedió a animar a Morales para dividir a la oposición
y ellos se unieron obligándose a defender el sistema electoral
elitista contra la nueva forma participativa de "democracia
de la asamblea" prácticada en los barrios urbanos
de El Contralto, Cochabamba y La Paz, las asambleas de los obreros
en las comunidades mineras y de las de campesinos dedicados al
cultivo de coca y de los campesinos sin tierra en el campo. Una
vez Mesa tuvo éxito dividiendo la oposición de masas
se volvió contra Morales y lanzó una ofensiva máxima
contra los cocaleros, erradicando la planta de la coca, de acuerdo
con los mandatos públicamente pronunciados de la Embajada
Norteamericana. Las tácticas de la Embajada hacia Morales
combinaron promesas a "el respeto el proceso electoral"
y amenazas de apoyo de EE.UU. a un golpe militar si Morales expresaba
solidaridad con los movimientos de masas. Incitado por su visión
de un "futuro dorado" como un presidente electo, Morales
encajaba en el perfil de un cliente ideal para el imperialismo
- un "carismático" líder de origen popular
con una larga historia de dirección en la lucha de clases,
un ambicioso y móvil ascendentemente político pequeño-burgués
demostró su buena y presuntuoso voluntad para ir más
allá de los aliados de clase por abrazar a los nuevos políticos
de clase media encumbrados en la Presidencia y en el Congreso.
En Argentina,
Washington combinó el apoyo a los Peronistas de la derecha
tradicional y los ' nuevos liberales' y, fallando , abrazó
el heterodoxo y más ecléctico ' nuevo peronismo'
de Kirchner. Esto último ha sido lo más exitoso
del Pentágono en disminui, dividir y debilitar al movimiento
"piquetero" de los obreros desempleados. A través
de la combinación sutil de fondos especiales y la co-opción
Kirchner ha incorporado una sección sustancial del movimiento
a su llamada política "transversal"; qué
sin embargo permanece firmemente en manos de los leales Peronistas
de Kirchner. Kirchner ha sostenido el cumplimiento y pleno pago
de la deuda externa todos los prestamistas exceptuando a los teitulares
de bonos privados, él ha puesto a parte el 3% excedente
del presupuesto para cumplir con las obligaciones de la deuda,
respetando todas las privatizaciones de sus predecesores, permitiendo
a las compañías petroleras de propiedad extranjera
obtener inesperados beneficios, promoviendo el sector agro-industrial
a costa de los pobres del mundo rural, y se ha resistido con éxito
a los esfuerzos de obreros y empleados públicos por recuperar
el sueldo y la capacidad adquisitiva perdidos durante la crisis.
En política exterior, Kirchner ha tenido eminentemente
éxito proyectando una postura de "independencia"
del FMI, mientras ha ido firmando y llevando a cabo acuerdos (menos
las medidas más extremistas que arriesgarían su
unión política estratégica). Kirchner ha
apoyado el ALCA proporcionando el poder de afianzar concesiones
para la elite del agro-negocio. Más significativamente,
Kirchner ha unido el nuevo proyecto americano para la colonización,
enviando a las tropas a defender a los EE.UU., el régimen
títere establecido en Haití y para reprimir a las
masas haitianas antiimperialistas que protestan por la invasión
y ocupación norteamericana.
Está
claro que Kirchner es un cliente heterodoxo, con un grado de independencia
relativa de los EE.UU. basada en la necesidad de Argentina de
promover su elite de la agro-exportación y proporcionar
algún grado de protección a sus industriales nacionales.
Es más, el esfuerzo de Kirchner por construir un nuevo
aparato político conducido por neo-liberales y apoyado
por líderes sociales populistas, le obliga a que combine
liberalismo macroeconómico con microeconómicos proyectos
del bienestar.
Ante ualquier
diferencia ocasional entre los EE.UU. y Kirchner, está
claro que él ha logrado una de las condiciones primordiales
para la dominación norteamericana; ha desmovilizado los
movimientos y ha puesto el país fuera de la ' zona' de
peligro de un levantamiento popular contra el sistema neo-liberal
construido durante los noventa. El reavivamiento de crecimiento
fuerte, en gran parte como resultado de un estampido de artículos
el doble crecimiento industrial y digital chino, le ha proporcionado
recursos suficientes a Kirchner para aumentar el gasto social
e incrementar y proporcionar un aumento de las pensiones y del
salario mínimo. Crecimiento sustancial paliativos sociales,
líderes sociales co-optados y eficaz ' retórica
nacional-populista” han empapelado la continuidad fundamental
de la política Argentina, particularmente su papel subordinado
en el Imperio norteamericano.
Entre los
' nuevos clientes, los casos peruanos y ecuatorianos ilustran
la fácil "venta " de superficiales "populistas"
a una débil, oportunista y desorientada izquierda; qué
a su vez proyectó la imagen de "Presidente de los
Pueblos" a sus partidarios de masas. En Perú, el movimiento
del anti-Fujimori era rápida y fácilmente convertido
a los cauces de política electoral. Dentro de esa arena,
los anhelos de Toledo a remolque de los intereses de EE.UU., a
sus profesores en Stanford, a sus jefes al FMI se presentó
en traje de campesino y apuntó como el "exitoso"
muchacho brillante. Toledo una vez elegido fue adelante con la
agenda de Washington de privatizaciones, de-regulación,
pagos de la deuda y exportaciones de sector primario. Toledo apoyó
cada iniciativa colonial desde el Plan Colombia al ALCA, contra
la inmensa mayoría de la población. El nuevo cliente
de Washington, sin embargo se sumergió en continuados escándalos
de corrupción que debilitaron su efectividad en llevar
a cabo la agenda de Washington. No obstante, en el momento crucial
de la "transición" de una deteriorada dictadura
y el movimiento de masa creciente, Toledo dio una actuación
magnífica manipulando imágenes populistas para encauzar
el descontento popular al territorio seguro de la elite de la
política electoral-parlamentaria-presidencial.
Finalmente
Washington encontró en Ecuador un mismo "disponible"
y fácilmente comprable cliente en Lucio Gutiérrez,
un antiguo oficial militar que por chifladuras de la historia
se encontró en la dirección de un levantamiento
indio-campesino en el año 2000. Bautizado el "el candidato
del pueblo" por la izquierda, fue respaldado por los principales
partidos políticos (Pachakutic, MPD) surgidos de los movimientos
sociales (CONNAIE y otros) y de los sindicatos principales (petróleo,
el de los obreros eléctricos etc.). Después de complacer
con la vacua retórica populista usual y las promesas electorales
vacías, Gutiérrez viajó a Washington para
garantizar la agenda de Washington en el ALCA, Plan Colombia,
la base militar de Manta, la privatización de petróleo
y otros problemas de importación a Washington. A cambio
él recibió el certificado de Washington de buena
conducta. En menos de 2 meses, el presidente Gutiérrez
empezó a llevar a cabo la agenda "Washington".
Los ministros pequeño burgueses e izquierdistas, secretarios
y otros funcionarios menores se quedaron hasta que les obligaran
con el tiempo a que se retiraran de la Administración,
pero ni antes de que ellos tuvieran totalmente desencantados a
sus seguidores de masas, la credibilidad perdida entre muchos
y facilitado el papel de Gutiérrez como un cliente colonial
de Washington.
Conclusión
Los "nuevos clientes" de Washington son de gran importancia
táctica para un tiempo de crisis imperial, fallo del sistema
y conflicto de masa. Los "nuevos clientes" de Washington
tienen varias diferencias significantes de los clientes anteriores.
En el primer lugar, ellos no tienen la misma trayectoria política;
en muchos casos son "forasteros", que no han sido parte
del gobierno o de la clase gobernante. Uno piensa en el contraste
entre Gutiérrez, un pequeño burgués ex oficial
del ejército burgués y político ' rebelde'
contra el ex-presidente Noboa, un millonario hombre de negocios;
Carlos Mesa, un rico profesional de clase media contra su ex-presidente
y predecesor Sanchez de Losada, un millonario capitalista; Lula
Da Silva, pequeño funcionario del Partido de los Trabajadores
durante mucho tiempo, ( ex -obrero del metal) contra el próspero
político de clase media Fernando Cardoso. Washington ha
reconocido que entre esos probables clientes se incluyen desde
el pequeño burgués móvil y ascendente a aquellos
ya en la elite. Washington ha fortalecido su poder imperial al
"abrir la puerta" a los nuevos reclutas de abajo, aceptando
al más astuto, ambicioso y cruel en su clase gobernante
colonial a cambio de seguir la agenda pro-imperial, neo-colonial
implacablemente. El caso es que éstos "nuevos clientes"
han ido más allá de los "clientes viejos"
en la agenda neo-liberal y han dirigido sus países cruelmente
en el marco colonial. Da Silva había superado a Cardoso,
de lejos, poniendo el sobrante del presupuesto para cubrir las
demandas de los acreedores extranjeros, la privatización
extendida a toda la infraestructura principal e incluso entregó
derechos de exploración de petróleo a las multinacionales
( Shell, Exon) de áreas de la empresa nacional, Petrobras,
que las han identificado como poseedoras de billones de barriles
de petróleo.
La conducta
extrema pro imperial de los "nuevos clientes" es el
resultado de su deseo de demostrar a su imperial señorío
que ellos han roto de verdad con su pasado izquierdista/ populista
y con sus aliados de masas anteriores, que están completamente
en línea con las políticas imperiales e instituciones.
El despliegue ostentoso de la identificación con la clase
gobernante se encuentra en los numerosos entornos de las personas
de negocios que acompañan a los nuevos clientes en sus
viajes al extranjero. Por ejemplo, Lula invitó a 400 banqueros,
comerciantes, gente del agro-negocio, a los dueños de minas
e industriales en sus viajes a Asia y a Europa. Complementan sus
políticas pro imperiales, comprometiendo en barrer ejercicios
retóricos en foros internacionales, expresan preocupación
sobre la pobreza pero se olvidan de unir la pobreza con la riqueza,
y el poder a las políticas pro imperiales que siguen.
La re-alineación
de Washington con los “ forasteros” es un movimiento
cuidadosamente calculado, basado en el análisis serio de
la dirección en la que sus nuevos discípulos se
están moviendo, no en donde estos estaban en el pasado.
Están impresionados más por sus nuevas alianzas
con las elites que por sus alianzas pasadas con los movimientos
sociales. Anteriormente todos ellos eran impresionados por acciones
concretas tomadas con respecto a sus intereses estratégicos
- en la economía, alianzas geopolíticas e instituciones
del estado.
La política
de reordenación de Washington está mucho más
cerca de un análisis de tipo marxista (marxismo para la
clase gobernante) que del diagnóstico superficial, mal
informado de los académicos de la izquierda, periodistas
y líderes de movimientos sociales que abrazan a éstos
“ forasteros “ en base a los recuerdos del pasado,
retórica electoral locuaz y la inspiración de ilusiones.
La Izquierda tiene que estudiar política imperialista para
re-aprender política de tipo marxista – esta vez
sólo en interés de los obreros urbanos, desempleados,
indios, campesinos y mujeres trabajadoras.
Los éxitos
imperiales reclutando a los nuevos clientes ocurren en algunas
circunstancias concretas. Primero esto, ocurre en la arena electoral
donde los "costos" de compromiso "abren" el
cliente potencial a la seducción financiera. Segundo, tiene
lugar donde el movimiento o el partido se centra en una sola personalidad
o en el culto de la personalidad. Es más fácil "comprar"
a un solo individuo y su corrillo de la elite que a las asambleas
democráticas populares. En tercer lugar los que hacen las
políticas imperiales pueden tener éxito con nuevos
clientes que ejecutan organizaciones muy verticales que les permiten
imponer la forma del giro reformista a las nuevas alianzas pro
imperiales.
El imperialismo
no tiene ninguna alianza permanente con éstos ' nuevos
clientes como no retuvo sus lazos a los “clientes viejos”.
El imperialismo tiene intereses permanentes expandiendo el imperio
y enriquece a su clase gobernante, extendiendo su poder militar,
dominando a sus competidores. Cuando y si, más pronto o
después, los nuevos clientes alcanzan credibilidad por
la capacidad de implantar políticas imperiales, Washington
ejercerá su flexibilidad una vez más ; se involucra
devolviendo al gobernante/ legislador establecido la clasificación
o reclutando un ' forastero nuevo'. La re-alineación de
' forasteros' con “propio” normalmente tiene lugar
una vez la crisis de dominación imperial se ha superado
y el sistema imperial se estabiliza. Los “ nuevos clientes”
así harán todos los esfuerzos para asimilarse en
la clase política en base a sus lazos con las instituciones
imperiales. Sin embargo una vez ellos pierdan su "capital
político"; la habilidad de controlar a sectores sustanciales
del populacho, ya no tienen más valor alguno estratégico
para los diseñadores de la política del imperio;
se convierten en desechables.
La percepción
de los “nuevos clientes” de sus nuevos compañeros
imperiales es bastante diferente. Creen que han forjado una alianza
estratégica, una relación de funcionamiento duradera
a largo plazo. Asumen un nivel alto de reciprocidad; de apoyo
mutuo en base a “intereses comunes”. Casi siempre
quedan rudamente asustados cuando su apoyo político entre
las masas se deteriora y la “mirada imperial” de sus
compañeros se dirige hacia un cambio de alineaciones, hacia
los clientes viejos en las clases de elite o la contratación
de un nuevo “forastero”.
Despreciado
y desconfiado por sus antiguos aliados en los movimientos de masas,
abandonado por sus aliados "estratégicos" del
imperio, el “forastero” convertido en nuevo cliente,
perderá su prominencia política y se hundirá
en el olvido y aceptando una beca en la Escuela Kennedy de Gobierno
de la Universidad de Harvard, o un puesto menor en la OEA o adquiriendo
residencia en Miami con su riqueza mal conseguida donde aprenden
a jugar al golf o toman lecciones de tenis.
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©2003-2005. Los pobres de la tierra.org - San José,
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