Editorial del programa radial ¡Ni un paso atrás!

Madres Plaza de Mayo

Madres.org

15 de mayo del 2003

 

Conducción: Luis Iramain

Columnistas: Oscar Palacios, Demetrio Iramain, Inés Vázquez, Marisa
Gallego

Producción: Gerardo Nielsen, Lucila D'Onofrio


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Editorial de ¡Ni un paso atrás! Programa del 15-05-03


Las aguas de la rebeldía suben claras

Un niño pobre, criado bajo techos de chapa y paredes sin revocar,
pregunta a su madre por el lejano día que habrá de volver al lugar donde vivía, a
las calles de barro donde jugaba con sus amiguitos tan pobres como él, de
sueños ahora oxidados por el agua que cae de arriba para abajo en la calle
pero sube de abajo para arriba adentro de su ex casilla.

Esto pasa todos los días en Santa Fe mientras el minimalismo político y
su cortejo periodístico copian el último partido de golf de Carlos Menem.
Más: el periodista Sergio Lapegüe se indigna en su programa de radio porque
“yo no vi a ningún piquetero trayendo pañales o leche en polvo para Santa
Fe”, pero el pueblo se indigna también porque nadie contó cómo a los
trabajadores desocupados del Movimiento Teresa Vive los demoraron en la estación de
Retiro, para prohibirles llevar su solidaridad de poco arroz pero mucha
organización y lucha a los damnificados por la catástrofe. ¿O acaso los
inundados no necesitan cobrarse con organización y lucha el puntual y
memorioso olvido de los gobernantes?

Las elecciones entre una quincena de candidatos infinitamente iguales y
la novela del ballottage, mientras los barrios pobres y de clase media
baja de la ciudad de Santa Fe sucumbían definitivamente bajo las aguas de la
inundación, resultan la imagen más elocuente, el editorial más preciso
e implacable acerca de la barbarie infinita que explicita el capitalismo
cada día, todos los días. La sola pregunta de ese niño hincha de Colón de
Santa Fe a su madre, desautoriza escandalosamente cualquier pretexto,
cualquier explicación, cualquier argumento que intente justificar la invalidez
histórica de esta triste “democracia a la burguesa”.

De la injusticia imperdonable que acontece en Santa Fe surgen las
condiciones de “ingobernabilidad”, como le llaman los políticos y
periodistas del régimen a la necesidad de la clase patronal por
alcanzar legitimidad y consenso para ahondar la explotación y el aislamiento de
los luchadores. Pero “ingobernabilidad” no es que Menem pisotee las mismas
leyes que a él le aseguraron la reelección, sino que una mujer embarazada
duerma de apuro y tiritando en los andenes de una estación de tren abandonada.
No habrá “paz social” mientras persista la guerra del hambre, la
enfermedad y la desocupación a destajo.

Ahora le toca a Kirchner continuar con el paquete de Menem, la Alianza
y el capo mafia Eduardo Duhalde. Con una capital de provincia menos,
desaparecida bajo las aguas del río Salado pero más por la disfunción criminal de
los funcionarios políticos, y una rabia popular multiplicada por los cuatro
costados del horizonte, la nueva vieja administración política camina
antes de levantarse en dirección al fracaso más anunciado que se recuerde. Ni
la mención oportunista y vergonzante a los revolucionarios de la
generación del ’70 podrá salvarlo de la lucha que ya le está jurando el pueblo en los
piquetes, en las fábricas recuperadas y en producción, en la marcha
incontenible de las Madres de Plaza de Mayo. Porque aunque no mida en
los pagos sondeos y encuestas, una marea de rebeldía y anticapitalismo está
subiendo por las alcantarillas de la patria, como las aguas locas de
todos los ríos del país.


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