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Tres tesis sobre el origen y desenlace del golpe de Estado en Honduras

Jenaro A. Díaz-Ducca*

www.Lospobresdelatierra.org

31 de julio 2009

 

Dados los antecedentes del gobierno de los EEUU como cogestor de golpes de Estado, campañas de desestabilización, y guerra sicológica contra los mandatarios latinoamericanos que prefieren acercarse a su pueblo en lugar de someterse a los dictados del Imperio, nos atrevemos a presentar tres tesis sobre las circunstancias que desencadenaron el reciente golpe de Estado en Honduras.

Tres tesis sobre los orígenes del golpe:

Primera tesis: Obama sabía del golpe inminente y lo apoyó a puerta cerrada en la mejor tradición de los presidentes estadunidenses del siglo XX. Ante la opinión pública, el golpe recibiría una condena nominal y no oficial.

Segunda tesis: Obama sabía del golpe y no pudo evitarlo. Esto implica que Obama gobierna con graves limitaciones en su capacidad de maniobra en política exterior. Recordemos que las estructuras republicanas de extrema derecha siguen prácticamente intactas al mando de los sectores militares, la CIA, y los medios de comunicación masiva como la CNN.

Tercera tesis: Obama no sabía del golpe y éste se dio sin su consentimiento. A las serias implicaciones de la tesis anterior debe añadírsele la de la autonomía de la derecha, traducida en un golpe de Estado virtual en los EEUU.

Estas tesis pueden refutarse o confirmarse en los siguientes puntos:

a) Obama no ha recibido a Zelaya personalmente, lo cual confirma la tesis 1.

b) La señora Clinton maneja un doble discurso: no reconoce a los golpistas, pero mantiene una postura a favor del "diálogo" acomodaticio con el neoliberal Oscar Arias como mediador. Arias ha dejado clara su posición más cercana a los golpistas y ha expresado sus "profundas diferencias" con Zelaya. Esto respalda las tesis 1 y 2.

c) El "diálogo" de Arias (iniciativa del gobierno de los EEUU) busca ganarle tiempo a los golpistas para desgastar el movimiento popular (mediante una creciente represión y violaciones a los DDHH) y la voluntad de Zelaya (lo cual es muy poco posible). Esto confirma las Tesis 1 y 2.

d) Los golpistas, estrangulados económica y diplomáticamente (excepto por el gobierno de los EEUU que no ha retirado a su embajador, mantiene la Base de Soto Cano en estado "normal" de operaciones; y también recibiendo la simpatía de la derecha del Partido Republicano) extienden sus tentáculos hacia otros gobiernos reaccionarios en la región: Colombia, México, Costa Rica, Panamá y Perú. Esto confirma las tesis 1, 2 y 3.

Si bien las circunstancias en las cuales se gestó el golpe muy probablemente se aclaren en el futuro con pruebas que se den a conocer, o con la desclasificación de documentos oficiales de la CIA (para lo cual faltan varias décadas), por el momento podemos aventurar tres posibles desenlaces para el golpe de Estado.

Tres hipótesis para el futuro:

Como extensión de lo enumerado anteriormente y de los hechos que se han registrado hasta ahora en la hermana república centroamericana, podemos enumerar otras tres hipótesis para el corto y mediano plazo sobre los sucesos venideros. Estas situaciones se han ordenado de la más catastrófica (y más remota) a la más conveniente (y más probable) para el alivio del pueblo de Honduras:

Primera: Se apresa a Zelaya, o desesperados, los golpistas cometen magnicidio. El golpismo se aferra con mayor fuerza y los EEUU lo apalancan. Las soluciones pacíficas quedan truncadas irreversiblemente. Sin embargo, esto es políticamente insostenible para los EEUU al mediano y largo plazo porque Obama tendría que mantener a los golpistas en el poder y quizás, ayudarles a orquestar un juicio a todas luces ilegal contra Zelaya.

Segunda: A través de la "mediación" de Arias o la OEA, los lazos con la derecha estadunidense y latinoamericana, los golpistas se equilibran precariamente sobre sus bayonetas y sobreviven en el gobierno hasta noviembre, cuando organizan elecciones una vez más, a la medida de la burguesía hondureña. Esto representaría un grave daño para la imagen de Obama y le abriría las puertas a una nueva generación de golpes de Estado en Latinoamérica y el resto del mundo subdesarrollado.

Tercera: Zelaya vuelve a Honduras apoyado por el pueblo. Los militares le quitan su respaldo a Micheletti y los EEUU abortan el golpe al hacerse política y económicamente inviable. Micheletti y los golpistas huyen a Miami.

Pues bien, la visita del embajador Llorens a Zelaya en la embajada hondureña en Nicaragua ayer jueves 30 señala un cambio decisivo en la política estadunidense (al menos ante la opinión pública internacional). Ahora más que nunca se avecina la caída de Micheletti y su pandilla de asesinos.

Otro signo importante de esta última solución expuesta se refleja en la retirada y cierre parcial de algunas de las mayores transnacionales de Honduras en los últimos días dado que el golpe ha resentido el bolsillo de las maquiladoras, quienes pensaban que devolviendo la historia mediante un golpe de Estado lograrían el establecimiento de un régimen genuflexo y "amistoso" hacia sus intereses comerciales (al parecer el TLC-CAFTA no era suficiente anexión económica para ellos).

Lo que podemos vislumbrar en el corto plazo es un último esfuerzo del golpismo para justificarse ante la opinón pública internacional, someter la indomable voluntad del pueblo mediante la represión violenta, y asegurarse una vía para fugarse aceptando la propuesta de Arias (bajo respiración asistida de la Embajada de los EEUU), en términos de una posible amnistía, o el autoexilio de los golpistas hacia Miami, Panamá o Costa Rica.

En todo caso, los ciudadanos conscientes de Honduras y Latinoamérica esperan con ansiedad el feliz desenlace del golpe de Estado en nuestra hermana república centroamericana, cristalizado en el restablecimiento de la paz social, la democracia, y el orden constitucional, cuando regrese el presidente José Manuel Zelaya al puesto para el que fue electo democráticamente. Este sería un triunfo histórico del pueblo y del mandatario de Honduras, así como de la continuidad democrática y la solidaridad latinoamericanas, que son los únicos caminos verdaderos para la paz y la prosperidad que se nos abren en este siglo XXI.

 

* Jenaro A. Díaz-Ducca es profesor y músico costarricense. Edita la revista latinoamericanista Lospobresdelatierra.org – hola@lospobresdelatierra.org

 

 

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