“Los Disidentes” en Costa Rica

Abner Barrera

8 de marzo del 2004


No se asusten, aquí -según la dominación- no existen disidentes, lo que hay es un grupito de trasnochados berreadores. Se demostrará lo contrario en las próximas luchas contra el TLC. Pero “Los Disidentes” ya llegó. No disfrutará de la primera plana de la prensa que hasta ahora solo ha servido para brindar la versión y los argumentos de la otra parte. Habrá silencio. Pero es una lectura impostergable, especialmente para los que solemos leer lo que publican los medios maniatados por la Sociedad Interamericana de Prensa sobre Cuba en Costa Rica. Elizalde (coatura) afirma que, el libro nació de la frustración de dos periodistas cubanos ante la feroz campaña contra Cuba, por el encarcelamiento de 75 asalariados de Washington, cuando en las agencias informativas y en diarios, revistas y publicaciones digitales solamente circulaba la información en una sola dirección silenciando los argumentos, abundantes y amplios, que desplegó el Gobierno cubano.

El texto es el testimonio de 12 ex agentes de Seguridad del Estado, infiltrados en los grupos mercenarios, que asumieron su papel desde la conciencia de que la Revolución estaba amenazada por el Imperio. Este en su afán de derrocarla, desde su casita blanca coordinó con el “diplomático” en La Habana James Cason la fabricación de los llamados disidentes. Se advierte el engaño y el servilismo de un grupúsculo financiado por USA y tratado con desprecio por el mismo amo que paga y manda. Hay corrupción, egoísmo y ambición de los esbirros, quienes disputaban dólares, premios y viajes. Es el caso de Oswaldo Payá, hoy, burlescamente candidato al Nobel de la Paz.

Mientras la “inteligencia” yanqui inventa y busca enemigos terroristas por todo el mundo (menos en el patio de Miami, donde pululan a todo color y con nombres rimbombantes), la inteligencia cubana, sin gastar un solo peso ni disparar un solo tiro se defiende; el talento cubano, no por el asesinato político ni la tortura se protege de la subversión y desenmascara. Ellos, los sabiondos de la guerra, el espionaje, la inteligencia, la contrainteligencia y el sabotaje, cayeron como ratoncitos ingenuos, mordiendo el pedacito de queso que la Seguridad del Estado cubano les puso.

Los testimonios, son las vidas contadas de seres que lo enfrentaron todo, en silencio (“perder” su propia familia), con tal de defender la integridad, soberanía e independencia de su nación. Revela que los esfuerzos y recursos empleados por USA y otros aliados por muchos años no han podido crear en Cuba un grupo que se haya perpetuado. Muestra la incapacidad y fracaso del gobierno de USA para derrotar el proyecto socialista.

La adversidad, los retos, y las amenazas que por décadas se ha abatido contra los cubanos, los ha hecho vencer la ingenuidad con sabiduría e inteligencia. Por eso Pérez Roque Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, advirtió (25/6/03): “El enemigo debe saber que hay otros muchos agentes que todavía cumplen su misión, que en este momento todavía están recibiendo su dinero, que en este mismo instante pueden estar participando en una reunión, y que un día, cuando sea el momento apropiado, también contarán su historia”.

Hoy -a 9 meses de la publicación- sabemos que Cason vive paranoico; no sabe con quién contar en sus nuevos planes subversivos. Está completamente solo y necesitado de un psiquiatra. Aquí y en otras partes del mundo, a los enemigos de la Revolución cubana, este libro les produce ira, frustración y desesperación. Pero hasta ahora nadie ha podido desmentir todo lo que en él se dice.

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