Las
(otras) potencias nucleares
Miguel
Marín Bosch*
La
Jornada
17
de febrero del 2005
Aparte de China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia,
que se han comprometido en el Tratado sobre la No Proliferación
de Armas Nucleares (TNP) a deshacerse de sus arsenales nucleares,
hay otros tres países que se sabe que poseen esas armas:
India, Israel y Pakistán. Los tres se han mantenido al
margen del TNP y no han suscrito ningún acuerdo multilateral
que los obligue a desarmarse.
Además
de esos ocho países, hoy otros que algunos creen que están
tratando de fabricar armas nucleares. Es muy probable que Corea
del Norte, que se salió del TNP, ya tenga media docena
de esas bombas. También ha fabricado misiles de mediano
alcance. De ahí la inquietud de algunos de sus vecinos,
principalmente Corea del Sur y Japón. Estados Unidos cree,
inclusive, que quizás Pyongyang haya empezado a vender
parte de su material nuclear. Desde hace una década, Washington
ha venido negociando esporádicamente con Corea del Norte,
con ayuda de Corea del Sur, Japón, China y Rusia. El tema
central de esas conversaciones es buscar una fórmula mediante
la cual Pyongyang abandone su programa nuclear militar a cambio
de un paquete atractivo de ayuda económica. La semana pasada
Corea del Norte anunció que sólo platicaría
con Estados Unidos sobre el tema.
Muy
distinta es la actitud de Washington hacia otro país del
que algunos tienen sospechas en cuanto a sus programas nucleares.
Irán sigue en el TNP, pero no sólo tiene proyectiles,
sino también está desarrollando la tecnología
para enriquecer uranio y así conseguir el material necesario
para fabricar armas nucleares. Irán alega que ese material
es para uso en sus centrales nu-cleares y no quiere depender de
otros países para conseguirlo. En su discurso del pasado
2 de febrero, el presidente George W. Bush se refirió a
Teherán de la siguiente manera: "Hoy Irán sigue
siendo el principal Estado del mundo que patrocina el terrorismo,
buscando hacerse de armas nucleares mientras niega a su población
la libertad que quiere y se merece. Estamos trabajando con aliados
europeos para insistir en que el régimen iraní abandone
su programa para enriquecer uranio y cualquier plutonio reprocesado,
y que ponga fin a su apoyo al terrorismo".
El
primer ministro Tony Blair no tardó en sumarse a la posición
de Washington. El 8 de este mes dijo que compartía la opinión
de que Irán patrocina terrorismo y que debería cumplir
con sus obligaciones en materia de no proliferación nuclear.
Los otros gobiernos europeos, especialmente Alemania y Francia,
que están en pláticas con Irán, han adoptado
una actitud más matizada.
Al
día siguiente de la declaración de Blair, la secretaria
de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, advirtió
a Irán que, si no daba muestras de buena voluntad de cumplir
con sus compromisos internacionales en materia nuclear, su país
llevará el caso al Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas. ¿Por qué la ONU?
Desde
un principio se pensó que, si hubiera dudas acerca de las
intenciones de alguna de las partes en el TNP, se podría
plantear el caso en el Consejo de Seguridad, donde da la casualidad
que sus cinco miembros permanentes con derecho de veto son también
las cinco potencias nucleares reconocidas como tales por el propio
tratado. Y aquí quizás sea oportuno repasar dos
aspectos del TNP. Uno es la verificación de los compromisos
y el otro tiene que ver con el uso de la energía nuclear
con fines pacíficos.
El
tratado no dispone nada en cuanto a la verificación del
cumplimiento de los compromisos adquiridos por los países
signatarios. Son más bien los inspectores del Organismo
Internacional de Energía Atómica (OIEA) los que
se encargan de visitar periódicamente las plantas nucleares
de las distintas naciones para cerciorarse de que no se está
desviando material nuclear (uranio enriquecido o plutonio) hacia
fines militares (la construcción de un artefacto nuclear).
Esas visitas se rigen por acuerdos suscritos entre el OIEA y los
estados miembros del TNP. Pero, ante los casos de posibles proliferadores,
se redactó otro acuerdo que permite a los inspectores realizar
visitas de manera sorpresiva.
La
tarea principal del OIEA, sin embargo, es fomentar el uso pacífico
de la energía nuclear. Hace 40 años, cuando se negoció
el tratado, el mundo creía más en la utilización
de la energía nuclear con fines civiles. El TNP tiene varias
disposiciones para asegurar que los países sin armas nucleares
tendrán acceso a la tecnología y materiales nucleares
necesarios para desarrollar sus actividades con fines civiles.
Es más, el tratado habla de la posibilidad de llevar a
cabo las llamadas explosiones nucleares pacíficas. Por
ejemplo, en esa época el gobierno de Nicaragua estaba pensando
en que quizás se podría realizar una de esas explosiones
para facilitar la construcción de un segundo canal interoceánico.
Cuando
Londres y Washington insisten en que Teherán cumpla los
compromisos que asumió en el TNP le están exigiendo
algo que ellos mismos se han negado a hacer. Ninguno de los dos
ha cumplido con las disposiciones del tratado en materia de desarme
nuclear. Lo cierto es que mientras el mundo no se encamine hacia
la eliminación completa de las armas nucleares seguirá
presente el peligro de la adquisición de esas armas por
más y más países. Y no importa si hoy son
miembros del TNP. Piensen en lo que está haciendo Corea
del Norte. Piensen también en Japón, que posee la
tecnología y el material necesarios para construir armas
nucleares en unos cuantos meses o semanas. Asimismo, consideren
el caso de India, que durante medio siglo abogó intensamente
por el desarme nuclear, presentando propuestas concretas para
conseguirlo. Pero Nueva Delhi se cansó de esperar y un
buen día en 1998 decidió jugar su carta nuclear.
*
Ex subsecretario de Relaciones Exteriores y presidente de Desarmex
AC
Los
derechos de autor pertenecen a sus respectivos dueños.
Copyleft ©2003-2005. Los pobres de la tierra.org - San
José, Costa Rica.
Volver
arriba