Arundhati RoyDemocracia imperial instantánea:

Deje que hierva, añada aceite y bombardee

Arundhati Roy

Julio 2003

 

Arundhati Roy* India

Tiempo atrás, en 1988, el 3 de julio, el USS Vincennes, un misil
crucero estacionado en el golfo Pérsico, accidentalmente derrumbó un
avión de pasajeros iraní y mató a 290 pasajeros civiles. Se le pidió
a George Bush, el Primero, quien en aquel momento estaba en campaña
presidencial, que comentara sobre el incidente. El dijo, con
bastante sutileza: "Nunca me disculparé por Estados Unidos. No me
importa cuáles sean los hechos".

No me importan cuáles sean los hechos. Cuán perfecta máxima para el
Nuevo Imperio Estadunidense. Quizá sería apropiada una ligera
variación del tema: los hechos pueden ser lo que queramos que sean.

En Estados Unidos, el apoyo público a la guerra contra Irak se basó
en un edificio con múltiples niveles de falsedad y engaño,
coordinado por el gobierno estadunidense y fielmente amplificado por
los medios corporativos.

Aparte de los vínculos inventados entre Irak y Al Qaeda, tuvimos el
manufacturado frenesí respecto de Las Armas de Destrucción Masiva de
Irak. George Bush, el Menor, llegó al extremo de decir que
sería "suicida" para Estados Unidos no atacar Irak. Era un Frenesí
con un propósito. Bush presentó una vieja doctrina en una nueva
botella: la doctrina de un ataque preventivo, también conocida
como "Estados Unidos Puede Hacer Lo Que Se Le Dé La Gana, Y Eso Es
Oficial".

La guerra contra Irak se peleó y se ganó, y no se ha encontrado
ninguna Arma de Destrucción Masiva. Ni siquiera una pequeñita. Quizá
tengan que ser plantadas antes de que sean descubiertas. Y luego,
los más latosos de nosotros necesitaremos una explicación de por qué
Saddam Hussein no las usó cuando su país fue invadido.

Hay quienes dicen, ¿y qué si Irak no tenía armas químicas y
nucleares? ¿Y qué si no hay una conexión con Al Qaeda? ¿Y qué si
Osama Bin Laden odia a Saddam Hussein tanto como odia a Estados
Unidos? Bush, el Menor, ha dicho que Saddam Hussein era un "Dictador
Homicida". Así que, según este razonamiento, Irak necesitaba
un "cambio de régimen". No importa que hace 40 años la CIA, con el
presidente John F. Kennedy, ayudó a orquestar un cambio de régimen
en Bagdad. En 1963, tras un exitoso golpe de Estado, el Partido Baas
llegó al poder en Irak. Usando listas proveídas por la CIA, el nuevo
régimen Baas sistemáticamente eliminó a cientos de doctores,
maestros, abogados y figuras políticas reconocidas como de
izquierda. En 1979, después de luchas de facciones en el Partido
Baas, Saddam Hussein se volvió presidente de Irak. En abril de 1980,
mientras masacraba chiítas, el consejero de Seguridad Nacional
estadunidense, Zbigniew Brzezinski, declaró: "No vemos ninguna
incompatibilidad fundamental de intereses entre Estados Unidos e
Irak". Washington y Londres apoyaron abierta y encubiertamente a
Saddam Hussein. Lo financiaron, equiparon, armaron y lo proveyeron
de materiales de doble uso [civil y militar] para manufacturar armas
de destrucción masiva. Apoyaron la guerra de ocho años contra Irán y
el ataque con gas contra el pueblo kurdo en 1988, en Halabja,
crímenes que 14 años después tomaron, los recalentaron y los
sirvieron a la mesa como razones para justificar la invasión a Irak.

El punto es, si Saddam Hussein era lo suficientemente malvado como
para merecerse el más elaborado, abiertamente declarado asesinato de
la historia (la movida inicial de la Operación Conmoción y Pavor),
entonces, ¿seguramente aquellos que lo apoyaron al menos deberían de
ser juzgados por crímenes de guerra? ¿Por qué no están las caras de
los funcionarios estadunidenses y británicos en la infame baraja de
los hombres y mujeres buscados? Porque cuando se trata del Imperio
los hechos no importan.

Sí, pero se nos dice que todo eso está en el pasado. Saddam Hussein
es un monstruo que de-be ser parado ahora. Y sólo Estados Unidos lo
puede parar. Es una técnica efectiva, este uso de la urgente
moralidad del presente para oscurecer los pecados diabólicos del
pasado y los malévolos planes para el futuro. Indonesia, Panamá,
Nicaragua, Irak, Afganistán - la lista sigue y sigue. Ahora mismo hay
regímenes brutales que son preparados para el futuro -Egipto, Arabia
Saudita, Turquía, Pakistán, las repúblicas de Asia Central.

El Imperio está en movimiento y la democracia es su astuto nuevo
grito de guerra. La Democracia, con entrega a domicilio a través de
los daisy-cutters [bombas "corta margaritas"]. La muerte es un
precio pequeño que la gente debe pagar por el privilegio de probar
este nuevo producto: Democracia Imperial Instantánea (deje que
hierva, añada aceite, luego bombardee).

La primera democracia del mundo

En estos últimos meses, mientras el mundo miraba, la invasión y
ocupación estadunidense de Irak se transmitió en directo por
televisión. Una civilización de 7 mil años de antigüedad se deslizó
hacia la anarquía.

Antes de que la guerra contra Irak comenzara, la Oficina para la
Reconstrucción y Asistencia Humanitaria (ORHA, por sus siglas en
inglés) envió al Pentágono una lista de 16 sitios cruciales a
proteger. El Museo Nacional ocupaba el segundo sitio en la lista.
Sin embargo, el museo no sólo fue saqueado, fue profanado. Era un
contenedor de una herencia cultural ancestral. Irak, como hoy lo
conocemos, era parte del valle de Mesopotamia. La civilización que
creció a orillas del Tigris y el Eufrates produjo la primera
escritura, el primer calendario, la primera biblioteca y la primera
ciudad del mundo, y, sí, la primera democracia del mundo. El rey
Hammurabi de Babilonia fue el primero en codificar leyes que
rigieran la vida social de los ciudadanos. Era un código en el cual
las mujeres abandonadas, las prostitutas, los esclavos y hasta los
animales tenían derechos. El Código Hammurabi es reconocido, no sólo
como el nacimiento de la legalidad, sino también como el inicio de
una comprensión del concepto de justicia social. El gobierno
estadunidense no pudo haber escogido una tierra más inapropiada en
la cual llevar a cabo su guerra ilegal y demostrar su grotesco
desdén de la justicia.

El último edificio en la lista del ORHA, de los 16 sitios a ser
protegidos, era el Ministerio del Petróleo. Fue el único que se
protegió. ¿Quizá el ejército ocupante pensó que en los países
musulmanes las listas se leen al revés? La seguridad del pueblo
iraquí no era su negocio. La seguridad de la herencia cultural
iraquí o de lo poco que permanecía de su infraestructura no era su
negocio. Pero la seguridad de los yacimientos petroleros sí lo era.
Claro que lo era. Los yacimientos petroleros fueron "asegurados"
prácticamente antes de que comenzara la invasión. El pasado 2 de
mayo, Bush, el Menor, inició su campaña 2004 con la esperanza de ser
al fin electo presidente estadunidense. En lo que probablemente
representa el vuelo más corto de la historia, un avión militar
aterrizó en el portaviones USS Abraham Lincoln, que estaba tan cerca
de la costa donde, según The Associated Press, los funcionarios de
la administración reconocieron que habían "posicionado el masivo
barco como para dar el mejor ángulo televisivo al discurso de Bush,
con el mar de fondo en vez de la costa de San Diego". El presidente
Bush, quien nunca cumplió con su periodo en el ejército, emergió de
la cabina en un disfraz -una cazadora militar estadunidense, unas
botas de combate, unos lentes de aviación y un casco. Saludó a las
tropas que lo vitoreaban y proclamó oficialmente la victoria sobre
Irak. Tuvo cuidado de decir que fue "sólo una victoria en la guerra
contra el terror... [la cual] continúa".

Era importante no hacer un anuncio de una tajante victoria porque
bajo la Convención de Ginebra un ejército victorioso está forzado a
cumplir con las obligaciones legales de una potencia ocupante, una
responsabilidad con la que la administración de Bush no quiere
cargar. Además, conforme se acercan las elecciones de 2004, puede
ser que se necesite otra victoria en la "Guerra contra el Terror"
para cortejar a los electores vacilantes. A Siria la están
engordando para la matanza.

La distinción entre las campañas electorales y la guerra, entre la
democracia y la oligarquía, parece reducirse.

Según una encuesta de Gallup International, en ningún país europeo
el apoyo a la guerra emprendida "unilateralmente por Estados Unidos
y sus aliados" fue mayor de 11%. Pero los gobiernos de Inglaterra,
Italia, España, Hungría y otros países de Europa del Este fueron
alabados por Bush y Blair por desdeñar los puntos de vista de la
mayoría de su población y apoyar la invasión ilegal. ¿Cómo se llama?
¿Nueva Democracia? (¿Como el Nuevo Laborismo de Gran Bretaña?)

En contraste con la venalidad exhibida por sus gobiernos, el 15 de
febrero, semanas antes de la invasión, en la más espectacular
demostración de moralidad pública que el mundo haya visto, más de 10
millones de personas marcharon contra la guerra en cinco
continentes. Fuimos menospreciados con un desdén absoluto.

La Puta del Mundo Libre

La democracia, la vaca sagrada del mundo moderno, está en crisis. Y
la crisis es profunda. Todo tipo de ultraje es cometido en nombre de
la democracia. Se ha vuelto poco más que una palabra hueca, un lindo
cascarón, vacío de todo contenido o significado. Puede ser lo que tú
quieras que sea. La democracia es la Puta del Mundo Libre, dispuesta
a vestirse y desvestirse, dispuesta a satisfacer una amplia gama de
gustos, disponible para ser usada y abusada a voluntad.

Las democracias modernas han estado entre nosotros el tiempo
suficiente como para que los capitalistas neoliberales hayan
aprendido a corromperlas. Dominaron la técnica de infiltrar los
instrumentos de la democracia -el poder judicial "independiente", la
prensa "libre" , el parlamento- y a moldearlos a su antojo. El
proyecto de la globalización empresarial rompió el código.

Elecciones libres, una prensa libre, un poder judicial independiente
significan poca cosa cuando el libre mercado los ha reducido a
bienes en venta al mejor postor.

La democracia se ha vuelto, para el Imperio, un eufemismo de
capitalismo neoliberal.

La maquinaria de la democracia ha sido eficientemente corrompida.
Los políticos, los barones de los medios, los jueces, los poderosos
grupos de presión empresariales y los funcionarios gubernamentales
están imbricados en una elaborada y solapada configuración que
socava completamente el arreglo lateral de contrapesos y balances
entre la Constitución, las cortes de la ley, el parlamento, la
administración y, quizá la más importante, los medios independientes
que conforman la base estructural de una democracia parlamentaria.
Cada vez más, la imbricación no es ni sutil ni elaborada.

El primer ministro italiano Silvio Berlusconi, por ejemplo, tiene
una participación mayoritaria en los principales periódicos,
revistas, canales de televisión y editoriales italianas. En Estados
Unidos, Clear Channel Worldwide Incorporated es la dueña de la
mayoría de las estaciones de radio del país. Maneja más de mil 200
canales. Su CEO [Chief Executive Officer] contribuyó con cientos de
miles de dólares a la campaña electoral de Bush. Organizó los pro-
guerra y patrióticos "rallies for America" ["mítines por Estados
Unidos"] en todo el país y luego envió corresponsales a cubrirlos
como si estuvieran dando la nota. La época de fabricar consenso ha
cedido su lugar a la época de fabricar noticias. Pronto, las salas
de redacción de los medios dejarán a un lado la pretensión y
comenzarán a contratar a directores de teatro en vez de periodistas.

Conforme la industria del espectáculo estadounidense se vuelve más y
más violenta y parecida a la guerra, y las guerras de Estados Unidos
se vuelven más y más parecidas a la industria del espectáculo,
algunos interesantes cruces tienen lugar. El diseñador que construyó
el escenario de 250 mil dólares en Qatar, desde el cual el general
Tommy Franks dirigió la cobertura noticiera de la Operación
Conmoción y Pavor, también construyó los sets para Disney, MGM y
Good Morning America.

Es una cruel ironía que Estados Unidos, que tiene los más vehementes
y vociferantes defensores de la idea de la Libertad de Expresión, y
(hasta hace poco) la más elaborada legislación para protegerla, ha
circunscrito tanto el espacio en el cual esa libertad puede ser
expresada. En una extraña, complicada manera, el sonido y la furia
que acompaña a la legal y conceptual defensa de la Libertad de
Expresión sirve para disfrazar el proceso de la rápida erosión de
las posibilidades de, en realidad, ejercer esa libertad.

El imperio de los medios en Estados Unidos es controlado por una
diminuta camarilla. El presidente de la Comisión de Comunicaciones
Federales, Michael Powell, hijo del secretario de Estado Colin
Powell, ha propuesto una mayor desregulación de la industria de la
comunicación, que llevará a una mayor consolidación.

He aquí la Democracia más Grande del Mundo, dirigida por un hombre
que no fue legalmente electo. La Suprema Corte de Estados Unidos le
relegó su puesto. ¿Qué precio ha pagado el pueblo estadounidense por
esta espuria presidencia? Durante los tres años del mandato de
George Bush, el Menor, la economía estadounidense ha perdido 2
millones de empleos. Los gastos militares extravagantes, el
bienestar empresarial y los regalos fiscales a los ricos han creado
una crisis financiera en el sistema educativo estadunidense. Según
una encuesta del National Council of State Legislatures (el Consejo
Nacional de las Legislaturas Estatales), las entidades
estadunidenses recortaron 49 mil millones de dólares en servicios
públicos, salud, beneficios sociales y educación en 2002. Planean
recortar otros 25.7 mil millones de dólares este año. Eso suma un
total de 75 mil millones de dólares. La inicial propuesta de
presupuesto al Congreso para financiar la guerra en Irak fue de 80
mil millones de dólares.

¿De quién es la guerra?

Así que, ¿quién está pagando esta guerra? Los pobres de Estados
Unidos. Sus estudiantes, sus desempleados, sus madres solteras, sus
pacientes en hospitales y en el hogar, sus maestros y trabajadores
de la salud.

¿Y quién está realmente librando la guerra?

Una vez más, los pobres de Estados Unidos. Los soldados que se están
asando bajo el sol desértico de Irak no son los hijos de los ricos.
Sólo uno de los representantes en la Cámara de Representantes y el
Senado tuvo un muchacho peleando en Irak. El ejército "voluntario"
de Estados Unidos, de hecho, depende de un reclutamiento de pobreza
de blancos pobres, negros, latinos y asiáticos que buscan una manera
de ganarse la vida y obtener una educación. Las estadísticas
federales muestran que los afroamericanos representan 21% del total
de las fuerzas armadas y 29% del ejército estadunidense. Sólo
representan 12% de la población en general. ¿A poco no es irónica la
desproporcionadamente alta representación de afroamericanos en el
ejército y las prisiones? Quizá deberíamos verlo desde el lado
positivo y mirarlo como una acción afirmativa en su máximo esplendor.

Este año, en el día en que Martin Luther King Jr. hubiera cumplido
74 años, el presidente Bush denunció el programa de acción
afirmativa de la Universidad de Michigan en favor de negros y
latinos. Lo llamó "divisor", "injusto" e "inconstitucional". El
exitoso esfuerzo de mantener a los negros fuera del padrón electoral
en el estado de Florida para que George Bush fuese electo no fue,
claro, ni injusto ni inconstitucional. Supongo que la acción
afirmativa para Chicos Blancos de Yale nunca lo es.

Así que sabemos quién está pagando la guerra. Sabemos quién la está
luchando. ¿Quién se va a beneficiar? ¿Quién está llevándose a casa
los contratos de reconstrucción estimados en hasta 100 mil millones
de dólares? ¿Serán los pobres, los desempleados y los enfermos de
Estados Unidos? ¿Serán las madres solteras de Estados Unidos? ¿O las
minorías negras y latinas de Estados Unidos? La Operación Libertad
Iraquí, nos asegura George Bush, consiste en regresarle el petróleo
iraquí al pueblo iraquí. O sea, regresarle el petróleo iraquí al
pueblo iraquí a través de las empresas multinacionales. Como
Bechtel, como Chevron, como Halliburton.

De nuevo, se trata de un reducido círculo que conecta entre sí el
liderazgo empresarial, militar y gubernamental. La promiscuidad, la
polinización cruzada es escandalosa.

Consideren esto: el Defense Policy Board es un grupo nombrado por el
gobierno, que aconseja al Pentágono. El Center for Public Integrity,
con sede en Washington, encontró que nueve de los 30 miembros del
Defense Policy Board están conectados a compañías a las que fueron
otorgados contratos de defensa por un valor de 76 mil millones de
dólares en los años 2001 y 2002. Uno de ellos, Jack Sheehan, un
retirado general de la Marina, es vicepresidente en Bechtel, el
gigante internacional de la ingeniería y la construcción. Riley
Bechtel, el presidente de la compañía, está en el Export Council
[Consejo de Exportación] del presidente. El ex secretario de Estado
George Shultz, quien también está en el directorio del Grupo
Bechtel, es el presidente del Consejo de Orientación del Comité para
la Liberación de Irak. Cuando The New York Times le preguntó si no
estaba preocupado por lo que parecía ser un conflicto de intereses,
dijo: "No sé si Bechtel se va a beneficiar en particular con esto.
Pero si hay trabajo que se tiene que hacer, Bechtel es el tipo de
compañía que lo podría hacer".

A Bechtel se le otorgó un contrato de reconstrucción en Irak por 680
millones de dólares. Según el Center for Responsive Politics,
Bechtel contribuyó con cientos de miles de dólares a la campaña de
los republicanos.

Arqueando por encima de este subterfugio, haciéndolo verse enano por
la pura magnitud de su malevolencia, está la legislación anti-
terrorista de Estados Unidos, el USA Patriot Act, aprobado en
octubre de 2001, se ha vuelto el documento maestro de similares
proyectos de ley anti-terroristas en países en todo el mundo. Fue
aprobado en la Cámara de Representantes por una mayoría de 337
contra 79. Según The New York Times, "muchos legisladores dijeron
que fue imposible entrar en un verdadero debate o incluso leer la
legislación".

El Patriot Act da la entrada a una época de sistemática vigilancia
automatizada. Borra las fronteras entre el discurso y la actividad
criminal, y crea el espacio para interpretar los actos de
desobediencia civil como violaciones de la ley. Cientos de personas
están indefinidamente detenidas como "combatientes ilegales". (En la
India, el número es de miles. En Israel, 5 mil palestinos están
detenidos). Los no- ciudadanos, claro, no tienen derechos. Pueden
simplemente ser "desaparecidos", como la gente en Chile bajo el
viejo aliado de Washington, el general Pinochet. Más de mil
personas, muchas de ellas musulmanas o de Medio Oriente, han sido
detenidas, algunas sin acceso a representantes legales.

Aparte de pagar los actuales costos económicos de la guerra, el
pueblo estadunidense está pagando por estas guerras de "liberación"
con sus propias libertades. Para el estadounidense ordinario, el
precio de la "Nueva Democracia" en otros países es la muerte de la
democracia real en casa.

Mientras, Irak es preparada para la "liberación". (¿O, acaso se
referían a "liberalización"?) The Wall Street Journal informa
que "la administración de Bush ha redactado extensos planes para
rehacer la economía de Irak a imagen de la estadunidense".

La constitución de Irak es reescrita. Sus leyes comerciales, leyes
tributarias y leyes de propiedad intelectual son rescritas para
transformarlo en una economía capitalista al estilo estadunidense.
La United States Agency for International Development [Agencia para
el Desarrollo Internacional de Estados Unidos] ha invitado a las
compañías estadunidenses a entrar en la licitación de contratos que
abarcan desde la construcción de carreteras, sistemas hidráulicos,
distribución de libros de texto, hasta las redes de telefonía
celular.

Poco después de que Bush, el Segundo, anunció que quería que los
agricultores estadounidenses alimentaran al mundo, Dan Amstutz, ex
alto ejecutivo de Cargill, el mayor exportador de granos en el
planeta, fue puesto a cargo de la reconstrucción de la agricultura
en Irak. Kevin Watkins, el director de política de Oxfam,
dijo: "Poner a Dan Amstutz a cargo de la reconstrucción de la
agricultura en Irak es como poner a Saddam Hussein en la presidencia
de una comisión de derechos humanos".

Los dos hombres que fueron propuestos para dirigir las operaciones
para administrar el petróleo iraquí han trabajado para Shell, BP y
Flour. Flour está implicado en una demanda de trabajadores negros
sudafricanos que han acusado a la compañía de explotar y
brutalizarlos durante la época del Apartheid. Shell, claro, es bien
conocida por su devastación de las tierras tribales de los Ogoni, en
Nigeria.

Tom Brokaw (uno de los más conocidos locutores de televisión en
Estados Unidos) fue, sin querer, sucinto respecto al proceso. "Una
de las cosas que no queremos hacer -dijo- es destruir la
infraestructura de Irak porque en unos cuantos días vamos a ser
dueños de ese país". Ahora que las escrituras de propiedad están
arregladas, Irak está listo para la Nueva Democracia impuesta por
Estados Unidos.

Aprovechen el momento

Así que, como decía Lenin: ¿Qué hacer?

Habrá que aceptar el hecho de que no hay fuerza militar convencional
alguna que pueda exitosamente retar a la maquinaria de guerra
estadounidense. Los ataques terroristas sólo le dan al gobierno
estadounidense una oportunidad que está ansiosamente esperando para
apretar más las manos alrededor del cuello. A pocos días de un
ataque, puedes apostar que se aprobaría un Patriot II.

Usar el argumento de que la agresión militar estadounidense
incrementará las posibilidades de ataques terroristas es inútil.

Es como amenazar a Brer Rabbit de que lo aventarás en un zorzal
[Brer Rabbit es un personaje de cuentos infantiles, N. de la R.].
Cualquiera que haya leído los documentos escritos por The Project
for the New American Century puede confirmarlo. La supresión
gubernamental del informe de la comisión del Congreso sobre el 11 de
septiembre "que encontró advertencias de la inteligencia respecto de
los ataques y que éstas fueron ignoradas" también confirma el hecho
de que, a pesar de sus posturas, los terroristas y el régimen de
Bush bien podrían estar trabajando en equipo. Ambos responsabilizan
a los pueblos de las acciones de sus gobiernos. Ambos creen en la
doctrina de la culpa colectiva y el castigo colectivo. Sus acciones
se benefician unas a otras enormemente.

El gobierno estadounidense ya ha demostrado en términos claros el
alcance y la extensión de su capacidad de agresión paranoica. En la
psicología humana, la agresión paranoica es normalmente un indicador
de inseguridad nerviosa. Podemos argumentar que no es distinto en el
caso de la psicología de las naciones. El Imperio está paranoico
porque tiene un talón de Aquiles.

Su "patria" puede ser defendida por patrullas fronterizas y armas
nucleares, pero su economía se extiende por todo el globo terráqueo.
Sus enclaves económicos están expuestos y son vulnerables.

Nuestra estrategia debe ser aislar los componentes del Imperio e
incapacitarlos, uno por uno. Ningún blanco es demasiado pequeño.
Ninguna victoria es demasiado insignificante. Podríamos modificar la
idea de las sanciones económicas impuestas por el Imperio y sus
Aliados a los países pobres. Podríamos imponer un régimen de
Sanciones del Pueblo sobre cada una de las casas empresariales a las
que les han otorgado un contrato en el Irak de posguerra, así como
los activistas en este país y alrededor del mundo tenían como su
blanco a las instituciones del Apartheid. Cada una de ellas debería
de ser nombrada, expuesta y boicoteada. Sacada de los negocios. Esa
podría ser nuestra respuesta a la campaña de Conmoción y Pavor.
Sería un comienzo fenomenal.

Otro reto urgente es exponer a los medios corporativos y su función
de comunicados-de-la-sala-de- juntas que realmente desempeñan.
Necesitamos crear un universo de información alternativa.

La batalla para reclamar la democracia va a ser difícil. Nuestras
libertades no nos fueron otorgadas por ningún gobierno. Nosotros se
las arrancamos. Y una vez que renunciamos a ellas, la batalla para
recuperarlas se llama revolución. Es una batalla que debe abarcar
todos los continentes y países. No debe reconocer fronteras
nacionales, pero, si va a triunfar, tiene que comenzar aquí. En
Estados Unidos. La única institución más poderosa que el gobierno
estadunidense es la sociedad civil estadunidense. El resto somos
sujetos de naciones esclavas. De ninguna manera estamos desprovistos
de poder, pero ustedes tienen el poder de la proximidad. Ustedes
tienen acceso al Palacio Imperial y a los aposentos del Emperador.
Las conquistas del Imperio se llevan a cabo en nombre suyo y ustedes
tienen el derecho de no aceptarlas. Pueden rehusarse a pelear.
Rehusarse a mover esos misiles del almacén al puerto. Rehusarse a
ondear esa bandera. Rechazar el desfile de la victoria.

Cientos de miles de ustedes han sobrevivido a la incesante
propaganda a la cual han estado expuestos, y están activamente
luchando contra su gobierno. En el ambiente ultrapatriótico que
prevalece en Estados Unidos, esto es tan valiente como cualquier
iraquí o afgano o palestino luchando por su patria.

Si se unen a la batalla, no en cientos de miles, sino en millones,
el resto del mundo los saludará con alegría. Y verán cuán hermoso es
ser suaves en vez de brutales, sentirse seguros en vez de asustados.

Tener amigos en vez de estar aislados. Ser amados en vez de odiados.
Odio no estar de acuerdo con su presidente. La de ustedes no es, de
ninguna manera, una gran nación. Pero podría ser un gran pueblo. La
historia les está dando la oportunidad. Aprovechen el momento.

Notas:
* Actriz, activista y arquitecta india, ganadora del Booker Prize en
1997 por su novela El dios de las pequeñas cosas.

Conferencia de Arundhati Roy en The Riverside Church,en Harlem- New
York.



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