Hacer que la pobreza sea historia,
y la Historia de la Pobreza
Cómo poner fin a la pobreza
Vandana Shiva
Znet - Rebelión
2 de junio del 2005
El artículo principal del 14 de marzo
de 2005 del Time Magazine estaba dedicado a "Cómo
acabar con la Pobreza". Se basaba en un ensayo de Jeffrey
Sachs, "The End of Poverty", de su libro del mismo título.
Las fotos que acompañan el ensayo retratan a chicos sin
hogar, recogedores de basura en vertederos, heroinómanos.
Son imágenes de gentes de usar y tirar, gentes cuyas vidas,
recursos y medios de vida les han sido arrancados a través
de procesos de exclusión brutales e injustos, que generan
pobreza para la mayoría y prosperidad para unos pocos.
La basura es el derroche de una sociedad de
usar y tirar – las sociedades ecológicas nunca han
tenido basura. Los chicos sin hogar son consecuencia del empobrecimiento
de las comunidades y familias que han perdido sus recursos y medios
de vida. Son imágenes de la perversión y las externalidades
de un modelo de crecimiento insostenible, injusto y falto de toda
equidad.
En mi escrito "Staying Alive" yo me
había referido a un libro titulado "Poverty: the Wealth
of the People" (la Pobreza: Bienestar de la Gente), en el
que un escritor africano traza una distinción entre la
pobreza como subsistencia, y la miseria como carencia. Es útil
separar un concepto cultural de una vida simple y sostenible entendida
como pobreza, de la experiencia material de la pobreza como resultado
del desposeimiento y la carencia.
La pobreza percibida como tal desde una perspectiva
cultural no necesita ser una pobreza material real: las economías
de subsistencia que satisfacen las necesidades básicas
mediante el autoaprovisionamiento no son pobres en el sentido
carencial del término. Sin embargo, la ideología
del desarrollo las declara pobres por no participar de forma predominante
en la economía de mercado, y por no consumir bienes producidos
en el mercado mundial y distribuidos por él, incluso aunque
puedan estar satisfaciendo las mismas necesidades mediante mecanismos
de autoaprovisionamiento.
Se percibe a la gente como pobre si comen mijo
(cultivado por las mujeres) en lugar de la comida basura procesada
que es producida y distribuida de forma mercantil por los agronegocios
globales. Se les ve como pobres si viven en viviendas hechas por
ellos mismos a partir de materiales ecológicos como el
bambú y el barro en lugar de hacerlo en casas de cemento.
Se les ve como pobres si llevan ropa hecha a mano a partir de
fibras naturales en lugar de sintéticas.
La subsistencia percibida culturalmente como
pobreza no implica necesariamente una baja calidad de vida física.
Por el contrario, porque las economías de subsistencia
contribuyen al crecimiento de la economía de la naturaleza
y de la economía social, aseguran una elevada calidad de
vida en términos de alimentos y agua, sostenibilidad de
los medios de vida, y una robusta identidad y significado social
y cultural.
Por otro lado, la pobreza de 1 billón
de personas hambrientas y de 1 billón de personas deficientemente
alimentadas, víctimas de la obesidad, adolece tanto de
pobreza material como cultural. Un sistema que crea la negación
y la enfermedad, mientras acumula trillones de dólares
de megabeneficios para los agronegocios, es un sistema diseñado
para crear la pobreza para la gente. La pobreza es un estado final,
no un estado inicial de un paradigma económico, el cual
destruye los sistemas ecológicos y sociales que mantienen
la vida, la salud y la sostenibilidad del planeta y de la gente.
Y la pobreza económica es sólo
una de las formas de la pobreza. La pobreza cultural, la pobreza
social, la pobreza ética, la pobreza ecológica,
la pobreza espiritual son otras formas de pobreza con mayor prevalencia
en el así denominado rico Norte, que en el Sur, denominado
pobre. Y estas otras pobrezas no se pueden borrar con dólares.
Necesitan compasión y justicia, cuidados y formas de compartir.
Poner fin a la pobreza requiere conocer los
mecanismos por los cuales se crea. De todos modos, Jeffrey Sachs
considera la pobreza como el pecado original. Cuando declara:
“Hace unas pocas generaciones, casi todo
el mundo era pobre. La Revolución Industrial creó
nuevos ricos, pero gran parte del mundo fue dejada atrás”.
Ésta es una historia de la pobreza completamente
falsa, y no debe ser la base para una historia de la pobreza.
Jeffrey Sachs lo ha entendido mal. Los pobres no son los que quedaron
atrás, sino los que son empujados hacia afuera y excluidos
del acceso a su propia riqueza y sus propios recursos.
Los "pobres no son pobres por ser vagos
o porque sus gobiernos sean corruptos". Son pobres porque
otros se han apropiado de su riqueza, destruyendo su capacidad
para crearla. Las riquezas acumuladas por Europa se basaron en
las riquezas arrebatadas a Asia, África y Latinoamérica.
Sin la destrucción de la rica industria textil de la India,
sin la aparición del comercio de especias, sin el genocidio
de las tribus indígenas americanas, sin la esclavitud africana,
la revolución industrial no habría creado nuevas
riquezas para Europa o los Estados Unidos. Fue la violenta absorción
de los recursos del Tercer Mundo y de los mercados del Tercer
Mundo lo que creó la riqueza en el Norte – pero simultáneamente
creó la pobreza en el Sur.
Dos mitos económicos facilitan el separar
dos procesos ligados íntimamente: el crecimiento de la
opulencia y el crecimiento de la pobreza. En primer lugar, se
ve el crecimiento sólo como crecimiento del capital. Lo
que se deja de percibir es la destrucción de la naturaleza
y de la economía de subsistencia de la gente que crea este
crecimiento. Las dos "externalidades" del crecimiento
creadas simultáneamente – la destrucción medioambiental
y la creación de la pobreza – son vinculadas luego
de forma incidental, no a los procesos de crecimiento, sino entre
sí. Se afirma que la pobreza crea destrucción medioambiental.
Y se ofrece la enfermedad como remedio: el crecimiento resolverá
los problemas de la pobreza y la crisis medioambiental, a los
que inicialmente dio lugar. Éste es el primer mensaje del
análisis de Jeffrey Sachs.
El segundo mito que separa la opulencia de la
pobreza es suponer que si produces lo que consumes es que no produces.
Ésta es la base en que se trazan los límites de
la producción para las contabilidades nacionales que miden
el crecimiento económico. Ambos mitos contribuyen a la
mistificación del crecimiento y del consumismo, pero también
ocultan los procesos reales que crean la pobreza.
En primer lugar, la economía de mercado
dominada por el capital no es la única economía;
no obstante, el desarrollo se ha basado en el crecimiento de la
economía de mercado. Los costes invisibles del desarrollo
han sido la destrucción de otras dos economías:
la de los procesos de la naturaleza y la de la supervivencia de
la gente. Ignorar o descuidar estas dos economías vitales
es la razón por la cual el desarrollo ha planteado una
amenaza de destrucción ecológica y una amenaza a
la supervivencia humana, habiendo permanecido ambas, sin embargo,
como "ocultas externalidades negativas" del proceso
de desarrollo.
En lugar de verse como resultados de la exclusión,
se presentan como "dejados atrás". En lugar de
verse como los que sufren la peor carga de un crecimiento injusto
bajo la forma de pobreza, se les presenta erróneamente
como aquellos que no han sido tocados por el crecimiento. Esta
falsa separación entre los procesos que crean la opulencia
y los que crean la pobreza se encuentran en el corazón
del análisis de Jeffrey Sachs. Por eso sus recetas agravarán
y profundizarán la pobreza en lugar de ponerle fin.
El comercio y el intercambio de bienes y servicios
siempre han existido en las sociedades humanas, pero estaban sujetos
a las economías de la naturaleza y de la gente. La elevación
del dominio del mercado y del capital creado por el hombre a la
posición de principios organizadores supremos ha llevado
a descuidar y destruir los otros dos principios organizadores
– la ecología y la supervivencia – que mantienen
y sostienen la vida en la naturaleza y en la sociedad.
Las economías y conceptos del desarrollo
modernos apenas cubren una ínfima parte de la historia
de la interacción humana con la naturaleza. Durante siglos
los principios de la sostenibilidad han proporcionado a las sociedades
humanas la base material para sobrevivir, obteniendo sus medios
de vida directamente de la naturaleza a través de mecanismos
de autoaprovisionamiento. Se han respetado los límites
de la naturaleza y éstos han marcado los límites
del consumo humano. En la mayoría de los países
del Sur, gran cantidad de personas continúan obteniendo
su sustento en la economía de supervivencia que permanece
invisible al desarrollo orientado hacia el mercado.
Todas las personas en todas las sociedades dependen
de la economía de la naturaleza para su supervivencia.
Cuando el principio organizador de la relación entre la
sociedad y la naturaleza es la sostenibilidad, la naturaleza se
ofrece como propiedad común. Se convierte en un recurso
cuando los beneficios y la acumulación se vuelven principios
organizadores y dictan imperativamente la explotación de
los recursos para el mercado.
Sin agua limpia, suelos fértiles y cosechas
y diversidad genética botánica, la supervivencia
humana no es posible. Esta propiedad común ha sido destruida
por el desarrollo económico, dando lugar a la creación
de una nueva contradicción entre la economía de
los procesos naturales y la economía de supervivencia,
porque la gente privada de sus tierras y medios de supervivencia
tradicionales por parte del desarrollo es obligada a sobrevivir
en una naturaleza cada vez más degradada.
La gente no muere por falta de ingresos. La
gente muere por falta de acceso a los recursos. También
aquí se equivoca Jeffrey Sachs cuando dice: "En un
mundo de abundancias, mil millones de personas son tan pobres
que sus vidas están en peligro." Los indígenas
en la Amazonía, las comunidades montañesas en el
Himalaya, los campesinos cuyas tierras no han sido expropiadas
y cuyas aguas y biodiversidad no ha sido destruida por la deuda
para crear una agricultura industrial poseen riqueza ecológica,
incluso aunque no ganen un dólar al día.
Por otra parte, incluso con cinco dólares
al día la gente es pobre si tiene que comprar los productos
más básicos a precios elevados. Los campesinos indios
convertidos en pobres y empujados hacia la deuda durante las pasadas
décadas para crear mercados para las costosas semillas
y productos agroquímicos a través de la globalización
económica están poniendo fin a sus vidas por millares.
Cuando se patentan las semillas y los campesinos
han de pagar un trillón de dólares US en concepto
de royalties, su pobreza aumenta en un trillón de dólares
USdólares US. Las patentes médicas aumentan los
costes de los medicamentos para el SIDA de 200 $ US a 20.000 $
US, y los medicamentos para el cáncer de 2.400 $ US a 36.000
$ US para un año de tratamiento. Cuando se privatiza el
agua y las corporaciones mundiales ganan un trillón de
dólares US por convertir el agua en un bien negociable,
los pobres aumentan su pobreza en 1 trillón de dólares
US.
Los movimientos contra la globalización
económica y el maldesarrollo son movimientos para poner
fin a la pobreza poniendo fin a las exclusiones, a las injusticias
y a la insostenibilidad ecológica, raíces de la
pobreza.
Los 50.000 millones de dólares US de
"ayuda" del Norte al Sur son una décima parte
de los 500.000 millones de dólares US que fluyen del Sur
al Norte en concepto de pago de intereses y otros mecanismos injustos
de la economía global impuestos por el Banco Mundial y
el FMI. Con la privatización de los servicios esenciales
y la globalización injusta impuesta a través de
la OMC se convierte a los pobres en más pobres.
Los campesinos indios están perdiendo
anualmente 26.000 millones de dólares US por la caída
de los precios agrícolas debidos al dumping y a la liberalización
del comercio, aresultas de una globalización injusta, que
está haciendo que las empresas se hagan cargo de la comida
y del agua. Más de 5 billones de dólares US van
a ser transferidos por la gente pobre a los países ricos,
sólo por la comida y el agua. Los pobres están financiando
a los ricos. Si nos tomáramos en serio lo de poner fin
a la pobreza, tendríamos que poner fin seriamente a los
sistemas injustos y violentos que para crear riqueza crean pobreza
robando a los pobres sus recursos, medios de vida e ingresos.
Jeffrey Sachs pasa por alto deliberadamente
estos actos de "tomar" y sólo habla de "dar",
lo que significa un mero 0,1% de lo que "toma" el Norte.
Poner fin a la pobreza es más una cuestión de tomar
menos que de añadir una cantidad insignificante a lo que
se da. Para convertir la pobreza en historia se necesita primeramente
elaborar una historia real de la pobreza. Y Sachs lo ha entendido
rematadamente mal.
Título original: How
To End Poverty: Making Poverty History And The History Of Poverty
Origen: ZNet; Miércoles 11 de Mayo, 2005
Traducido por Marga Vidal y revisado por Lucio
Salas Oroño
Los
derechos de autor pertenecen a sus respectivos dueños.
Copyleft ©2003-2005. Los pobres de la tierra.org - San
José, Costa Rica.
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