Agotados,
los beneficios que obtuvo México del TLCAN: FMI
Roberto
González Amador
La
Jornada
13
de febrero de 2005
En sólo tres años el valor del comercio con EU y
Canadá se redujo en 10% del PIB
El intercambio perdió impulso a partir de 2000 El crecimiento
del país se sustentó en el acuerdo, pero se descuidó
la fuente interna de dinamismo: la inversión en infraestructura
ROBERTO
GONZALEZ AMADOR
En
sólo tres años, el valor del comercio de México
con los otros dos países del Tratado de Libre Comercio
de América del Norte (TLCAN) se redujo en un monto equivalente
a 10 puntos del producto interno bruto (PIB), un signo de que
los beneficios iniciales del acuerdo están tocando a su
fin, reveló un estudio del Fondo Monetario Internacional
(FMI) divulgado esta semana.
El
TLCAN, como está ahora, es insuficiente para seguir impulsando
el crecimiento del país, afirmó el organismo. Un
punto relevante es que mientras la posibilidad de crecimiento
se sustentó en el acuerdo, la fuente interna de dinamismo,
la inversión en infraestructura, fue totalmente descuidada.
Desde
la entrada en vigor del TLCAN, en enero de 1994, el valor de las
exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos y Canadá,
los otros dos socios del acuerdo, se triplicaron en términos
de dólares hasta alcanzar un monto de 188 mil millones
de dólares en 2004, de acuerdo con datos del Instituto
Nacional de Estadística, Geografía e Informática
(INEGI).
El
análisis del FMI, contenido en el estudio Estabilización
y reforma en América Latina, indicó que el auge
de los primeros años del acuerdo ha ido perdiendo impulso.
Añadió que el crecimiento del comercio perdió
impulso a partir de 2000.
Así,
el valor del comercio exterior de México -que incluye importaciones
y exportaciones- dejó de representar 50 por ciento del
producto interno bruto, como ocurrió en 2000, para caer
a un monto equivalente a 40 por ciento del PIB, además
de que la tendencia es que siga a la baja, de acuerdo con el estudio
del FMI.
A
la par del comercio exterior, el flujo de inversión extranjera
directa (IED) impulsada por el TLCAN, asegura el estudio, pasó
de 12 mil millones de dólares durante 1991 y 1993 a 54
mil millones de dólares en el periodo comprendido entre
2000 y 2002, con una participación de los socios del acuerdo
como generadores de inversión directa a México que
aumentó de 50 por ciento en 1994 a 80 por ciento en 2002.
El
organismo destaca en el documento las aportaciones en el crecimiento
económico que generó la entrada en vigor del acuerdo,
las cuales están dejando de tener su efecto positivo sin
que se hayan generado otras condiciones internas para suplirlas.
Establece
que la contribución de las exportaciones y de la IED derivada
del TLCAN al crecimiento del producto interno bruto de México
se incrementó sustancialmente a partir de la entrada en
vigor del acuerdo.
En
particular, dice, la contribución de la inversión
al crecimiento del PIB alcanzó tres puntos porcentuales
en el periodo de 1996 a 2002. "Recientes estudios sugieren
que el TLCAN indujo un importante incremento en la productividad
total de México, ayudando a duplicar el crecimiento del
PIB de una tasa promedio de 2 por ciento durante 1980-1993 a 4
por ciento durante 1996-2002".
En
la gestión del presidente Ernesto Zedillo (1994-2000),
la principal fuente de crecimiento de la economía fue la
actividad externa, en especial el comercio con Estados Unidos
al amparo del TLCAN. Esa estrategia se ha mantenido en la actual
administración, que no ha modificado esa política
económica. El propio estudio del FMI sugiere que con el
modelo actual de exportaciones llegando a su límite, las
posibilidades de crecimiento futuro lucen limitadas.
Establece
el documento: "La experiencia de México en el TLCAN
ilustra que reformas estructurales son necesarias para que sean
sostenidos en el tiempo los beneficios de acuerdos de libre comercio
amplios. En el caso de México es claro que ha habido un
considerable avance en lograr estabilidad financiera y macroeconómica,
aunque también es clara la necesidad de impulsar la competitividad
en varias áreas".
En
el reporte se señala que las bases del crecimiento interno,
es decir, la inversión en infraestructura, ha sido ampliamente
descuidada.
Cita
el estudio que el gasto público en infraestructura disminuyó
en México en 2.1 puntos del PIB entre 1990 y 2000, una
caída que supera al promedio de América Latina,
donde la reducción fue de 1.8 puntos del PIB en promedio
para el periodo señalado.
La
caída de la inversión pública en infraestructura
en América Latina está relacionada con la debilidad
de los sistemas tributarios y la baja recaudación de impuestos,
según el FMI.
De
acuerdo con el documento, la debilidad fiscal y las medidas que
los gobiernos deben establecer para hacer frente a la falta de
recursos generalmente implican recortes en el gasto público
en infraestructura, incremento en los impuestos y acotamiento
del gasto social. "Estas acciones han ido en detrimento de
la capacidad de crecimiento económico de largo plazo y
de apoyo popular a las reformas".
En
el reporte, el FMI añade que, para el caso de México,
la posibilidad de generar mayor crecimiento, una vez que el impulso
del TLCAN luce agotado, es con reformas que apuntalen la productividad
de la economía.
Así,
en este punto, insiste en hacer más flexible el mercado
laboral, lo que implica "eliminar rigideces" que aumentan
el costo de los empresarios; el sector de la energía, dice,
es otro factor de preocupación, por lo que es necesario,
apunta, facilitar la inversión y "explotación
de nuevas oportunidades"; añade que el de las telecomunicaciones
es otro sector que está sobrerregulado, lo que eleva el
costo de operación de los negocios.
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